Parece ser que, con el verano, el calor, la cervecita y el cachondeo estival tendemos a ser un tanto laxos con normas que, en opinión de algunos, pueden o no cumplirse. Afortunadamente, no ha habido que lamentar ningún accidente grave o muerte en la playa, pero el drama planea, y no es exagerar. ¿No se han dado cuenta de los críos y crías que están solos junto a la orilla, sin prestar atención a las banderas, a las indicaciones de los socorristas? ¿Dónde están sus padres o la gente que se supone son responsables de ellos?
Claro está, que estos despistados, aficionados a la charla de corrillo con los compañeros de sombrilla, se olvidan por completo de que las normas existen y de que las señoras y señores de Cruz Roja no son sus guardaespaldas personales… y mucho menos los ángeles custodios de su progenie.
Los adultos han de ser los primeros en respetar y poner atención a las normas. Trasmitírselas a los pequeños y hacerles ver que, seguirlas, no sólo se puede convertir en un juego, también que redundan en el bien de todos. Ellos tiran basura si nos ven tirar basura, se meten en el mar si contemplan cómo andamos con bandera roja dispuestos a batir un récord de nado o, simplemente, se ríen del socorrista de la urbanización porque su padre no le hace ni caso… “¡pues qué sabrá este!”.
Y así, con todo. Arcos del triunfo construyen algunos todas las mañanas en la primera línea de playa con sus sombrillitas, sus sillitas, sus neveritas y sus buenos cafés hasta las diez. Eso sí, que nadie aparque su material junto al suyo, porque luego se cabrean y hasta llegan a amenazar. ¿Y las madres preocupadas que tienen que estar pendientes de ver jugar a sus hijos en la orilla… dónde se ponen? A los fanáticos constructores también habría que decirles que ya está bien de explotar al abuelo, mandándolo de avanzadilla mañanera. Un respeto, que el hombre se ha gando el descanso.
Otra cosa, y hablando de todo un poco, que tenemos la piscina cubierta un tanto paralizada, que se acaba la legislatura y va a parecer que ha pasado un ángel por el recinto. Lo decimos a ver si se animan desde el equipo de Gobierno a comunicar algo.