Mucho han tenido que pasar los comerciantes, un colectivo no muy conocido por su papel callejero-reivindicativo, para que, precisamente, se tengan que echar a la calle para que alguien les escuche. Ahora vendrán las críticas de los que aseguran que las calles son un de color, sólo de ese color, que lo demás es demagogia. Aquí hay colores, y muchos, la pregunta es la siguiente: ¿se sumarán aquellos que afirman representar a quienes tomaron las plazas a esta marcha? Veremos.
Por otro lado, están las redes. Esas maravillosas redes tan proclives al hachazo. Redes que llaman a pequeños empresarios, no a dictadorzuelos de repúblicas bananeras, “fascistas”. Los envían al infierno (que con el bochorno de días pasados bien podría haber sido un banquito al sol) con billete sólo de ida y les animan a hacer fotos. Un sinsentido porque, al fin y al cabo, son gente que defiende su negocio, su forma de ganarse honradamente el pan. No sus beneficios milmillonarios a cambio de golpear la espalda del proletario.
También estos comerciantes y hosteleros saldrán a la calle el lunes porque, en los despachos de la tercera, cuando algunos plantean un problema, se les contesta que, si no tienen gente en su negocio, es que no sabrán llevarlo. ¿Será el haber fracasado en tantos negocios lo que le conduce a esa conclusión? Pues va a ser que algunos llevan veinte años levantando persiana y, sólo esta semana, han visto pasar bolas del oeste por la puerta.
Bocas llenas hay para decir que se defiende al pequeño comercio, pero no se le escucha ni ofrece solución alguna ante los cambios impuestos. Se han montado hasta jornadas de auto-aplaudimiento nocturno en la Casa de Cultura, en las que los términos participación, transparencia, igualdad y un largo etcétera salían a relucir. Nuevamente, la vara de medir se ajusta según el criterio. El lunes tendrán participación, transparencia e igualdad, porque todos saldrán a la calle. Pueden sumarse, y corroborar que defienden lo que predican, o quedarse dándose la mano en el camarote de los Hermanos Marx. De ustedes depende.