Se volvía a jugar en uno de los campos más complicados de la temporada, el del Sporting Saladar. Complicado por las dimensiones del terreno de juego. Es tan pequeño, que con golpear el balón con la potencia habitual supone que se pierda por la línea de fondo. Jugar por las bandas supone un suplicio, al igual que hacerlo por el centro, pero es algo que ya tenían aprendido de la temporada pasada. No era la primera vez que jugaban contra ellos en su casa y eso se notó. Hubo una diferencia del encuentro del pasado año al del domingo. Más cabeza, más presión, más profundidad y más oportunidades. Mejoras que también se apreciaron en el marcador al cambiar ese 0-2 por el 0-3 actual. Puede que no se aprecie mucha diferencia entre uno y otro. Tan solo es un gol, sí, pero el tiempo en lograrlos es lo destacable. La temporada anterior se anotaron los dos tantos en la segunda mitad, mientras que en esta se fueron al descanso con un 0-2. ¿Ahora sí se ve la mejoría?
Eso es algo que se apreció desde que se comenzó el calentamiento previo a que el colegiado señalara el inicio. Se les veía totalmente concentrados en su meta de la mañana: lograr la victoria y, a ser posible, con la portería a cero. Reto conseguido. Así pues, saltaron los 22 protagonistas para disputarse los puntos de tú a tú. Pero en seguida el Bahía dominó las ocasiones reales de peligro. Se cosecharon por donde la afición no esperaba. La banda era la protagonista del encuentro, principalmente la izquierda. Allí empezó Penalva la función y la continuó Fran Rivera, que se encargó de dar la asistencia del primer tanto. El nueve, reconvertido en extremo, se escapó con velocidad por la banda hasta que se adentró en el área para dar un pase perfecto que esperaba Penalva para asestar el primer golpe al Saladar. Era el minuto 20 y habían conseguido lo difícil, abrir el marcador. La grada debería de esperar el mismo tiempo para volver a cantar otro tanto. En el 40 Carlos volvía a ver puerta por segundo partido consecutivo con un golazo de fe y rabia. De nuevo llegó desde la banda, cuando el lateral se coló entre los jugadores para golpear el balón con tanta potencia que fue imposible de atajar para el guardameta. Un gol psicológico con el que mataron la primera mitad.
La puntilla al encuentro tampoco se haría de esperar mucho una vez comenzó la segunda mitad. El Bahía estaba con ganas. Ganas de gol. Ganas de victoria. Ganas de puntos. Ganas de ilusionar. En definitiva, ganas de ganar… Así que en el 57 sería Paloma el que pondría el 0-3 final en un marcador que todavía tenía mucho tiempo por delante. Pero no hubo más acierto, pese a la insistencia por ampliar la ventaja de los marineros. Con ese resultado suman tres encuentros consecutivos logrando los tres puntos. Tres victorias en los que han sido capaces de no encajar un solo tanto. Tres victorias que hacen que se reenganchen a la cabeza de la liga para no perderle la pista al líder, que en estos momentos es el Monforte con 37 puntos. El Bahía está quinto con los mismos partidos que el líder y que todos los de arriba (salvo el Rafal que tiene que disputar todavía el encuentro aplazado). Continúan siendo el equipo que más portería ha visto en las 19 jornadas que se han disputado. Han cantado gol en 46 ocasiones. 46 chillidos de diferente intensidad, de diferente ilusión, de diferente ansia, de diferente presión y de diferente alegría. El próximo rival que podría experimentar en sus propias carnes lo que supone que los santapoleros perforen la red es el Altet, noveno clasificado.