- Su libro se presentará en la Biblioteca, el próximo lunes, 5 de agosto, a partir de las 20.00 horas
El próximo lunes, 5 de agosto, a partir de las 20.00 horas, en la Biblioteca Central, tendrá lugar la presentación del nuevo libro de Rita Lloret, que lleva por título ‘La Virgen de Loreto durante la Guerra Civil”. Acompañada por la alcaldesa, Loreto Serrano, y la concejala de Cultura, Nely Baile, desgranará las principales características de un trabajo que, en palabras al Periódico Santa Pola, “fue completamente concebido por sorpresa”.
Una sugerencia sobre un posible artículo dentro del Libro de Fiestas, en el que Rita narrase dónde estuvo la Virgen durante estos sangrientos años, “estuvo en casa de una vecina. La Tía Marieta, su bisabuela, venía a casa de mis padres y, durante la tertulia, salía el tema de la Virgen. A María Dolores le dije que un solo artículo sería falto de espacio para poder desvelar todos los datos necesarios”.
Ahí se sembró la semilla del trabajo, volvió a acudir a María Dolores, “quien me desveló que su tío Paquito es el que sabía todo. Hablo del año 2006-2007, cuando inicié los contactos tanto con él como con Vicente Montiel, pariente de la otra familia que tuvo a la Virgen. Éste y Luisa, de la Biblioteca, me facilitaron buenas informaciones para arrancar el tema”.
Rita terminó su trabajo, pero los medios económicos para publicarlo no llegaban, “así que lo dejé estar, hasta que hace un año me dijeron Rafa y Marián que había un lugar para mí”.
¿Por qué se escondió?
La Guerra Civil española fue un tiempo altamente cruel, “donde se quemaban iglesias y había maremágnum por todos lados. Estas personas se ofrecieron para ocultar la imagen y la guardaron todo ese tiempo. Al terminar, el tío Frasquito Blasco Sánchez, bisabuelo de María Dolores, habló con el cura y le confirmó que la talla estaba deteriorada, especialmente la carita”.
Incluso le llegaron a decir que la Virgen llegó a estar enterrada en el cementerio, “y ahí que fui a buscar a los parientes del sepulturero, quienes me confirmaron que nunca estuvo allí. Siempre hay que comprobar todos los datos para dar la información más exacta”.
Lo que sí confirmó es que sí estuvo un tiempo en el pozo de la casa, “pues era lo que se estilaba entonces. Hubo épocas de mucha sequía y los barcos cisterna traían agua dulce para llenar los pozos. Teniendo en cuenta la altura de la casa, era de agua dulce”.
Redes y pozos
En esos tiempos, las mujeres hacían mucha red, para aliviar la economía familiar. “Los maridos marchaban al mar y, si se daba bien el viaje, se podían pagar gastos. Pero también eran las mujeres las que aportaban a las cargas familiares y, las rederas, salían con sus sillas, donde hubiera sombra, para juntarse a hacer red. En esos momentos, podemos asegurar que la Virgen estaba en el pozo”.
Eran tiempos de guerra y malestar. Muchos se marcharon fuera, bien a Casablanca, bien a Argel, “y estas personas que tenían a la Virgen tuvieron que marcharse. Ahí fue cuando se cambió. Al terminar del conflicto, otros fueron los que se marcharon. Así eran las cosas”.
Documentación
Ha sido mucho el tiempo invertido y el trabajo se ha extendido también en el tiempo, “y ya no están entre nosotros aquellos que facilitaron desde imágenes a información”. Recuerda a Paquito Blasco Sánchez, Teresica López López (hija de Tadeo, quien fue uno de los protagonistas de recoger a la Virgen), Angelita Montiel (que vivió en la casa)... “desde el 2006 al 2024, ha pasado tiempo. Menos mal que tuve la oportunidad de recoger los testimonios. La gente se entusiasmaba... Vicente, Marián, Rafa o Luisa, quien sacó muchísimos datos a nivel digital. Dicen que es mi libro, pero sin su trabajo no habría sido posible”.
Llegó a plasmar todos sus testimonios en cinta, “pero alguien me pidió el magnetofón, y lo he tenido todo perdido. El desánimo que da el haber perdido el trabajo, te quita las ganas, pero Vicente Montiel me animó a transcribir todos los audios que se han recuperado”.
Siempre inquieta
Rita ha sido siempre una persona inquieta, inquisitiva. Ha invertido mucho tiempo en acciones, tales como el Centro de Cultura Popular de Promoción de la Mujer, “nacido de la idea de una docente del Colegio Virgen de Loreto, quien propuso organizarlo con las mamás que llevábamos los niños a párvulos. Y me tocó ser la portavoz. Ahí hicimos alfabetización, en el año 1984-85, y me sorprendí al ver que había gente más joven que yo no alfabetizada. Necesitábamos ayuda y, al final, buscamos una maestra para que pudieran recibir una formación adecuada. Aquellas personas que lo pusimos en marcha seguimos siendo amigas”.
Insiste en la importancia de que queden los testimonios escritos, como este simple hecho de recordar una iniciativa popular, porque de lo contrario quedarán olvidados por el cruel olvido del paso del tiempo.