Al Ayuntamiento de Santa Pola le han concedido su solicitud para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) con la categorÃa de zona arqueológica el yacimiento de La Picola, que está situado entre el cementerio y parking de Viguetas donde se coloca el mercadillo por un lado, el estadio Manolo Maciá y varios edificios por el otro lado, y el polideportivo Pereira y la carretera de Elche por arriba.
La declaración de Bien de Interés Cultural, es la distinción máxima que se otorga a un bien a nivel nacional, ha pasado de BRL (Bien de Relevancia Local) a una categorÃa superior dentro del Patrimonio Cultural, ahora se le ofrece un trato especial y se establecen automáticamente una serie de medidas encaminadas a proteger dicho Bien y conservarlo.
El yacimiento arqueológico de La Picola constituye un importante yacimiento dentro de la Comunitat Valenciana.
El Museo del Mar de Santa Pola y los servicios territoriales de Cultura de Alicante realizaron informes favorables a la declaración de BIC al referido yacimiento. En cumplimiento de la ley 4/1998 del patrimonio cultural valenciano cualquier intervención en la zona delimitada del yacimiento arqueológico y su entorno deberá ser autorizada por la Dirección General de Cultura y Patrimonio.
Publicación La Cetaria de Picola y la evolución del Portus Ilicitanus
Santa Pola fue conocida históricamente en época romana con el nombre de Portus Ilicitanus (puerto de la importante colonia romana de Ilici, localizada arqueológicamente en La Alcudia de Elche). En él se pudo desarrollar una importante industria propia, derivada de los recursos marinos (seguramente ya desde el Ibérico Antiguo). Gracias a la abundancia de pesca y a las salinas próximas se crearon factorÃas que producÃan salazones (conservas de pescado) y garum (salsa derivada de los desechos del pescado, muy apreciada en la antigüedad y que se utilizaba como condimento en muchos platos) que se exportaban a otros lugares.
Entre los principales restos inmuebles excavados hasta la fecha se encuentra una muralla con torres de época ibérica y una factorÃa de salazones de época romana. La primera por su naturaleza entrarÃa dentro del concepto genérico de edificación de carácter militar que la legislación actual considera como bien de interés cultural en atención al decreto de 22 de abril de 1949. La segunda en la actualidad posee la categorÃa de bien de relevancia local y está incluido en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del PGOU actual de Santa Pola.
Fue el Servicio de Investigación Arqueológica del Museo del Mar de Santa Pola el que, a partir de 1987, comenzó la delimitación del amplio conjunto arqueológico. A partir de 1991 se desarrolló un proyecto hispano-francés (Museo del Mar – Casa de Velázquez – Centro Nacional para la Investigación CientÃfica) para la excavación y análisis de las fases ibéricas del yacimiento. Entre sus resultados cabe destacar el descubrimiento del ya mencionado núcleo fortificado ibérico de los siglos V-IV a.C., con clara proyección empórica.
A partir del año 1997 un equipo de la Universidad de Alicante y el Museo del Mar acometieron la excavación y estudio sistemático de las estructuras romanas de La Picola, en especial los restos de la factorÃa de salazones, continuando las investigaciones para determinar la secuencia estratigráfica completa del asentamiento. Se distinguió en el Portus Ilicitanus un poblado-fortÃn ibérico de mediados del siglo V a.C. hasta el tercer cuarto del siglo IV a.C., ambientes domésticos de época augustea y siglo I d.C; almacenes del siglo II hasta mediados del siglo IV d.C, y una cetaria con dos fases de mediados del siglo IV d.C. hasta el siglo VI d.C.
Desde época ibérica el poblado fortificado hubo de hallarse fuertemente vinculado al núcleo de La Alcudia de Elche (Ilici), con la que estarÃa conectado. El núcleo romano de Santa Pola, el Portus Ilicitanus, quedarÃa enmarcado en el territorium de Ilici y, por tanto, dependiente de esta colonia. La fundación del Portus Ilicitanus pudo haber estado vinculada a la creación de la colonia de Ilici y a su necesidad de abrirse al Mediterráneo a través de un enclave que reuniese unas condiciones geográficas apropiadas con posibilidades de fondeo, resguardo frente a vientos (proporcionado por el cabo de Santa Pola) y proximidad a la urbe.
Los bienes muebles recuperados en la zona arqueológica son igualmente singulares y representativos de algunos de los periodos señalados, tanto en las intervenciones realizadas como en hallazgos casuales anteriores, mostrando la importancia y significación del yacimiento.