La directora del Museo invita a la ciudadanía a realizar cualquier tipo de consulta sobre las piezas heredadas que se posean en casa, que pueden ser donadas a voluntad, nunca incautadas
La directora del Museo del Mar, María José Cerdá, quiso agradecer el gesto y explicó la importancia de la donación de piezas históricas a la institución. Donaciones que no sólo agrandan el patrimonio arqueológico local, sino que también sirven para preservar la memoria, mantenerla viva y asegurarse de su mantenimiento en condiciones adecuadas.
Numerosos son los santapoleros que han donado al Museo Arqueológico algún ítem y, recientemente, esta institución valoró la desinteresada colaboración de los últimos donantes. Fermín Martínez Durá ha cedido de forma temporal la maqueta de la embarcación Juan y Teresa, que se expondrá al público próximamente.
Varias familias santapoleras han donado vasijas y ánforas de distinto tamaño, que ahora forman parte de la colección del Museo. Josefa Martínez Brau donó un compás o brújula en estado casi perfecto. La familia Baile Sempere, una extensa colección de menaje de época modernista, en memoria de María Sempere Bonmatí. La familia Canales Sempere, dos ánforas que ya forman parte del patrimonio arqueológico de Santa Pola.
Finalmente, Ignacio Chacopino y Carmen Agulló donaron tres ánforas altoimperiales de procedencia Bética.
La importancia de difundir
Cerdá insistía en las campañas de concienciación a este respecto, porque, aunque se consideren objetos de procedencia familiar, “hay que tener en cuenta que se trata de un material histórico, que puede servir para aclarar dudas o emprender nuevos caminos en la investigación”.
Los vecinos de Santa Pola han de ser conscientes de la existencia del Museo, que éste dispone de una sección arqueológica y que “la misma puede ser depositaria de todas las donaciones”. Al ser desconocedores de este hecho, algunos vecinos han llamado a la Guardia Civil para entregarles objetos de valor histórico, “y en redes o prensa puede aparecer la palabra incautación... pero no es así, son donaciones que se realizan al Museo y como tal constan tras haber sido entregadas por la Benemérita, institución que se hizo cargo en primer lugar de las piezas por desconocimiento inicial de la donante”.
Un hecho paradójico para la directora del Museo, “pero que es importante el recordar, es que siempre pueden llamarnos para consultar cualquier tipo de duda, para plantearnos preguntas”. Pide a la prensa que se haga este comunicado de servicio público, “porque si tenemos una pieza heredada, a veces somos desconocedores de su valor arqueológico. Para eso está el Museo, para consultarnos”, explicó Cerdá, quien insistía en que “el revuelo viene por falta de desconocimiento de nuestro funcionamiento, incluso de nuestra existencia”.