
Vicente Sempere Manarel forma parte de la comparsa Llaganyosos desde hace 14 años, tal y como él mismo afirma, “gracias a mis amigos, porque siempre me pareció una buena idea para permanecer unidos”. Componente de la filà Al-Kulaib (la cual se fundó por el deseo de los amigos de siempre), desde hace 5 años también forma parte de la coordinación del asalto moro y animación en la embajada.
Este año se estrena como Paladín, hecho que afronta con mucha ilusión. Afirma que el cargo le parece “una responsabilidad necesaria para las fiestas. Los paladines juegan un papel fundamental para la animación, el mero hecho de revivir la historia vale la pena”. Cuenta que, a nivel individual, “participan en el acto de la Reconquista y tienen presencia en todos los actos a nivel general. Creo que se les podría sacar más partido, los tiempos cambian y hay que evolucionar”.
Cuando la Asociación de Moros y Cristianos de Santa Pola decidió suspender los festejos debido a la pandemia que azota a la sociedad a nivel mundial, lo primero que sintió Vicente fue “tristeza y pena”, pero que ahora mismo no tiene mucho tiempo para pensar en ello. Los días previos a los festejos los vive con tranquilidad, centrando su atención en el trabajo.
Aún así, echará de menos diversas cosas, debido a que las fiestas suponen para él un cúmulo de sentimientos muy difícil de explicar. “Añoraré el olor a pólvora, el sonido de nuestras bandas, el tacto de la ropa festera en la piel…”. Como acto que más esperaba en las fiestas, señala el inicio del desembarco, ya que constituye “mucho sacrificio y dedicación durante el año. Es muy importante para mí”.
Con vistas al año que viene, confirma que todos los festeros están “preparados” para lo que pueda suceder. “Ahora mismo todos nos encontramos realmente desubicados, y yo por lo menos no me planteo ningún cambio en las fiestas del año que viene. De aquí a ese momento pueden pasar muchas cosas”.