Buena salud, pero no hay que confiarse. Al menos ese es el balance que arroja el informe sobre el estado de las praderas de Posidonia oceánica llevado a cabo por la Diputación, el Instituto de Ecología Litoral y el Centro Azul. El trabajo, al que ha tenido acceso el Periódico Santa Pola, divide el ámbito geográfico del estudio en cinco localizaciones: Ermita-Carabassí Somera, Carabassí profunda, Calas del Este-Varadero, Tamarit y Calas de Santiago Bernabéu-Levante.
La acción humana
En el litoral de Santa Pola, el límite superior (el más cercano a la orilla) de la pradera de Posidonia se ha visto influenciado por diversos impactos causados por la acción humana: infraestructuras portuarias, espigones, realimentaciones artificiales de arenas, etc. Las praderas más distantes a la costa presentan un mejor estado de calidad ambiental.
La pradera de Posidonia es clave para el mantenimiento del equilibrio ecológico del litoral santapolero. Un ecosistema protegido a nivel europeo, con un gran valor ecológico. Por ello está indexado en el catálogo valenciano de Especies de Flora Amenazadas, así como en el del Régimen de Protección Especial y otros.
Un ecosistema sensible y monitorizado
La Posidionia es altamente sensible a los cambios en la transparencia de las aguas, al enterramiento, a los aportes de nutrientes, cambios en la salinidad o la erosión mecánica. Un ecosistema costero que, por lo anteriormente mentado, ha sido gravemente perturbado por la acción humana desde mediados del siglo pasado: vertidos, pesca ilegal, fondeo de embarcaciones, invasión de algas exóticas, diques, espigones, etc.
Son ya 23 los años que el Instituto de Ecología Litoral ha llevado a cabo el programa de seguimiento de las praderas (POSIMED), en el que se ha integrado la investigación, la educación ambiental y la participación ciudadana. Un programa que, en la provincia, ha sido posible gracias a la financiación de la Diputación.
Gracias a los datos recogidos a través de las distintas estaciones de muestreo instaladas en nuestro litoral, se puede inferir si las praderas de Posidonia oceánica están sufriendo degradación o si evolucionan favorablemente. Si se conoce el motivo de la degradación, se proponen a las administraciones competentes una completa batería de soluciones por parte de POSIMED.
Bandera Azul
Uno de los criterios para la obtención de las Banderas Azules es que, si había pradera a menos de 500 metros de la playa candidata, se debía llevar un control y seguimiento de la misma. Determinado su estado, se deben promover medidas para su conservación, como el control del fondeo y la instalación de balizamiento, control de vertidos o de especies invasoras. En 2023, el criterio se ha ampliado, y alcanza los 2.000 metros de distancia entre la playa candidata a la Bandera Azul y la pradera de posidonia.
Trece son los kilómetros de costa litoral que tiene el término municipal de Santa Pola, galardonado con cuatro playas en las que ondea la Bandera Azul durante 2023: Calas del Este, Calas de Santiago Bernabéu, Levante y Varadero. Todas ellas, salvo la ubicada en la Ermita, son playas urbanas. Las praderas estudiadas tienen una ocupación de 14.288 hectáreas marinas sumando el frente litoral de los municipios de Alicante, Elche y Santa Pola. Praderas estas que, probablemente, sean las mejor conservadas de toda la Comunidad Valenciana.
Conclusiones
POSIMED, aglutinando todos los valores recogidos, lanza un “medidor” del Índice de Conservación (IC) de las praderas. Los valores situados entre 0,1 y 0,5 son considerados como malos; los ubicados entre el 0,6 y el 0,79 son desfavorables y, favorables, los que van del 0,8 al 0,99.
Tres de las cinco zonas analizadas presentan unos niveles que rozan máximos favorables: La zona Ermita-Carabassí Somera presenta un IC de 0,97. Carabassí Profunda, un IC del 0,99. Calas del Este-Varadero, un índice de conservación de 0,92.
Sin embargo, en las otras dos, el índice es desfavorable: Tamarit, con un IC del 0,66 y Calas Santiago Bernabéu-Levante, con un IC del 0,77 (a tan sólo tres centésimas del favorable). En ambos casos, aunque se encuentran estables, se puede afirmar que la calificación se debe a la abundante presencia de mata muerta, posiblemente causada por la alteración de la costa por culpa de la acción humana, por lo que hay que realizar seguimientos anuales para comprobar su desarrollo. Los parámetros de densidad, cobertura e índice de densidad global arrojan números estables, pero con recomendación a un estudio de evolución durante los próximos años, al menos en la de Tamarit.
En el resto de los casos, la tendencia es positiva, un buen estado ambiental y una cobertura que ha aumentado con el correr del tiempo, como es el caso de la zona Carabassí Profunda.