Este viernes, a las 20.00 horas, se inaugurará en la Sala de Exposiciones del Castillo la muestra “Santa Pola, 1812-2012, 200 años de autonomía”, y que recoge dos exposiciones en una, los paneles informativos y una selección de las aucas y aleluyas (una especie de dioramas) del artesano local Paco García Tarí en el que se narra visualmente la historia de la villa desde su primeros poblamientos neolíticos.
Hasta el 22 de noviembre se podrá disfrutar de los cinco bloques temáticos que narran la historia, los hitos de estos doscientos años: evolución urbana, medio natural, el puerto, historia y evolución socio-cultural. Todas las partes han sido elaboradas por investigadores locales: la historia por Toni Mas, Andrés Media de la evolución urbana, Juan Antonio Marco y Jerónimo Buades Blasco del medio natural, Marián Sempere de la crónica popular y el puerto Alfred García.
Dos siglos desconocidos
No es exagerado decir que los doscientos años a los que se refiere la exposición son menos conocidos que todo el periodo anterior, entre otras cosas, porque hay menos estudios por motivos bien claros: “no había documentos y archivos a los que recurrir”, apunta Rafael Pla, coordinador de Bibliotecas. Con estos paneles informativos se ha dado luz a esa historia “con documentos inéditos en algunos casos. La estrella, el libro de actas donde aparece la constitución del Ayuntamiento en 1812, coetáneo de La Pepa, a la que apoya”.
Los últimos 200 años es cuando Santa Pola se constituye como tal, pues previamente no ha sido más que una sucesión de meros asentamientos que pivotaban alrededor de una zona fortificada. “Nuestra historia es muy anecdótica”, recordaba Marián Sempere, “pues hasta 1944 no hay término municipal. En los Baños de la Sirena, los permisos se pedían en Elche, al igual que para montar las barracas”.
Límites poblacionales
Es en 1946 cuando se situaban los límites de la población (en pugna con Elche) en la Torre de El Pinet y hasta la ermita de la Virgen del Cabo, “perdiendo así las partidas de La Marina y Las Bayas, pero Elche no conseguía la Playa del Tamarit”. Ver, leer y disfrutar de una clara y condensada información que revela, entre otras cosas, que “Santa Pola es fruto toda ella de aportaciones poblacionales externas, siendo más condicionada por los últimos 200 años”.
De hecho, explicaba Sempere, salvo los asentamientos íberos y romanos que se tienen catalogados “hay todo un vacío donde sólo aparecen torres de vigilancia de los árabes y subsiguientes. Nadie quería vivir aquí”. Esta línea de actuación, la de potenciar nuestra historia, tradiciones y costumbres propias serán potenciadas por la Concejalía de Cultura que, en palabras de Anna Antón, su concejala, “se apostará tanto por las líneas de investigación como las expresiones más populares”.
Aportaciones externas
El principal crecimiento, que refuerza y corrobora la idea de que somos fruto de aportaciones externas, puede verse de forma clara durante los últimos 50 ó 60 años. “Somos un receptor nato de personas. Primero como poblamiento ibérico y, cuando llegan los griegos, pues bienvenidos los griegos”. Así con todas las culturas hasta el mismísimo boom de la construcción. Hay unas fechas clave. En primer lugar, la Santa Pola de 1812, con algunas casas fuera del Castillo, condicionada por factores clave, entre ellos la urbanización de la isla de Tabarca, “cuyo punto más cercano para el abastecimiento es el pueblo”. El segundo hito se extiende hasta la mitad del siglo XIX, “cuando crecemos una barbaridad gracias al comercio de vino, con Francia, y de los productos de toda la Vega Baja”.
Crisis y expansión
Sin embargo, a finales del siglo XIX, la población se estanca hasta la década de 1930. “Aquí tenemos más de cincuenta años de padrón. ¿Producto de qué? Producto de la llegada del ferrocarril a Alicante”. Aquí, los alicantinos y los precios más competitivos del tren para el transporte pujaron por la deslocalización de todo ese transporte de mercancías obligando, entre otras cosas, a la reconversión de un sector marítimo eminentemente mercante a otro eminentemente pesquero.
De hecho, la evolución urbanística apoya tanto esta tesis como el enorme empuje que recibió con el despertar del turismo interior y exterior. “De 1912 a 1956 tenemos un mero núcleo urbano compuesto por algunas casas y escasas calles alrededor del Castillo. A partir de entonces, del 56 al 79 del siglo pasado, se vive la verdadera explosión urbana y poblacional”.
Finalmente, comentar que este artículo es una breve pincelada de todo lo que se puede disfrutar en la exposición.