Disminuye en un cincuenta por ciento el número de atenciones por picaduras de medusa en las playas urbanas atendidas por Cruz Roja Santa Pola. Un total de 256 repartidas entre los distintos arenales, aunque con mayor incidencia en Gran Playa y Levante, sin duda, como indican desde el servicio, por el mayor número de usuarios.
Dato positivo que contrasta con las atenciones derivadas por las picaduras de pez araña (un pequeño pez que se esconde en la arena, cerca de la orilla y que lanza su aguijón cuando se ve amenzado y cuya acción no reviste gravedad). Aquí suman un total de 126, justamente el doble que en julio del año pasado.
Las picaduras de diversos insectos, avispas, etc, suman 66; 17 contusiones por diversos motivos; once atenciones por entrada de arena en los ojos y, nuevamente, se repiten los casos de pinchazos provocados por anzuelos que se han dejado en la playa, hasta un total de cuatro. Cinco han sido los casos de niños perdidos que se han localizado gracias a la rápida acción de los hombres y mujeres de Cruz Roja.
Siete han sido los casos de quemaduras atendidos, la gran mayoría de los cuales protagonizados por extranjeros, ya que no están tan concienciados a la hora de tomar precauciones, tanto de preparación previa de la piel, así como de evitar la exposición en horas centrales y de más incidencia solar durante el día.
Atención especial
Las personas mayores monopolizan los casos de atenciones por mareos y vértigos (seis), así como por lipotimias (siete) y rescates (cinco en total). Sobre los dos primeros puntos, y aunque cada caso es distinto, las causas se repiten una y otra vez: no haber desayunado antes de ir a la playa; no hidratarse correctamente; no ponerse protector solar o ir sin gorra. En mayores, además de estos factores, se da el caso que son más vulnerables que otros colectivos a las bajadas de tensión.
Sobre lo referente a los rescates, dos de ellos se produjeron en el mismo suceso: volcó el kayak en el que iban dos personas y tuvieron que ser remolcadas por una moto de agua. Los otros tres, son de personas mayores de 65 años, que se caen en el agua y no se pueden levantar. Aunque están en una zona que no cubre, a la altura de la cintura, como no pueden levantarse corren el riesgo de ahogarse.
Como recomendaciones hacia este colectivo y a sus familiares, insisten especialmente que estos últimos estén pendientes de ellos, porque en la playa hay miles de personas, aunque haya socorristas. Es muy difícil para un socorrista el distinguir este tipo de situaciones, de ahí que si hay alguien pendiente de él, se puede avisar y se acude en seguida, evitando sucesos dolorosos.
Recomiendan a mayores que acuden solos que se instalen y bañen cerca de la zona donde está la silla del socorrista. Incluso, que lo avisen en el momento en que acuden a bañarse, para que estén especialmente pendiente de ellos.
El colectivo de mayores agrupa el 60% de las atenciones en Gran Playa, Playa Lisa y Tamarit.
Hechos luctuosos
Desgraciadamente, durante el mes de julio hemos sido testigos de dos sucesos luctuosos. El primero de ellos, en la playa de Varadero, con el ahogamiento de una persona extranjera, de ochenta años de edad (aproximadamente), que tropezó en el agua y no pudo levantarse. En Santiego Bernabéu, el domingo, tuvo lugar una parada cardiaca, también de un mayor, pero pese a la reanimación llevada a cabo por Cruz Roja y los servicios de emergencia, no se pudo salvar a la persona. El mismo día en Gran Playa, otro mayor sí pudo superar la parada cardiaca.