Y menos mal que el discurso no era para alcaldesa, que si no me quedo en la cama tiesa”. Así de divertido comenzaba el pregón de apertura de los Festejos de la Cruz de Mayo, emotivamente ejecutado por María Amorós, quien confesó, antes de esta grandiosa frase, que no había “pegado ojo en toda la noche”. Amorós recordó a su madre, pionera en la organzación de las fiestas, allá por mediados del siglo XX. “Hacían mucho con muy poco. Recuerdo que, cuando tenía trece o catorce años, me mandaba con una bolsa de tela para que fuera por las casas para recoger lo que pudiera. El que daba, tenía banderines y el que no, no se decoraba su trozo de la calle”. No quiso olvidar a los que hicieron y hacen posible con su trabajo, esfuerzo y dedicación el mantenimiento de esta fiesta de barrio, que respira autenticidad y espíritu de vecindad por sus cuatro costados. (El programa completo, en la página ocho).