Marina Molina se despide como Reina de las Fiestas de Santa Pola tras un año inolvidable
El año festivo acaba para dar comienzo a uno nuevo, esto supone la despedida de la Reina y sus Damas para dar paso a las nuevas candidatas. Marina Molina ha sido la encargada de representar a la mujer santapolera y describe sus sentimientos ante este cierre de etapa como agridulces.
Su familia y ella han estado siempre vinculados a las fiestas. Recuerda que de pequeña formó parte de Beduinos y hasta este año participaba en el desfile multicolor y con la banda en la procesión de la Virgen de Loreto. Fue ella misma la que decidió presentarse al cargo, sus primas ya habían sido damas y quería vivir unas fiestas desde dentro, si no hubiese salido, asegura que lo hubiese intentado hasta la última oportunidad.
Lo que Marina no esperaba era ser elegida Reina. Del día de la elección, entre el calor y los nervios le cuesta recordar el momento en el que por el altavoz se escuchó su nombre. Cuando llegó a su casa con sus amigas de la universidad que habían ido a apoyarla fue una noche de muchas lágrimas de emoción y de pensamientos de asombro ‘madre mía la que se ha liado en un momento’ se repetía constantemente en su cabeza. A pesar de esa confusión inicial, ese día comenzó lo que hoy en día describe como el colofón de su participación en las fiestas de su querido pueblo.
En menos de un mes llegó la semana grande y fue ahí donde tomó perspectiva de todo lo que acarrea la tradición santapolera. No son sólo una serie de actos que se hacen desde antaño, sino que se dió cuenta de la complejidad que supone la organización de las mismas, detrás están las comisiones, el Ayuntamiento, personas que se dejan la piel en que la semana grande sea justo eso, grande. Hasta ahora Marina estaba muy orgullosa del día 6, le encantaba, pero cuando el día 1 desde el balcón de su casa junto a Silvia, la Reina Infantil, vio como se llenaba la calle hasta llegar a ellas, justo ese día cambió de opinión y ahora su acto favorito es el pasacalles del primer día de fiestas.
Los recuerdos más memorables
El reinado santapolero implica la participación en actos más allá de la localidad. Molina cuenta que uno de los eventos que más le impactó fue el de ser una de las encargadas de elegir a la representante de Sant Joan d’Alacant. Allí la acogieron con los brazos abiertos, tanta responsabilidad para ella la veía grande, pero, junto a 6 personas más especializadas en este tipo de decisiones, fue capaz de ayudar a nombrar a Aixa Verdú Ruiz reina de las fiestas de su pueblo.
Otra de las cosas que le ha gustado vivir desde dentro ha sido la ofrenda de les Fogueres d’Alacant, no solo por la sensación de vivir y ver ofrendas externas, sino por la cantidad de anécdotas que se lleva de ese día. Cinco mujeres vestidas con sus trajes regionales subiendo a toda velocidad por las escaleras de un Corte Inglés abarrotado de turistas y alicantinos que disfrutan de sus días grandes no es algo que se pueda ver o vivir todos los días.
Volviendo a la parte sentimental que supone un cargo, Marina es muy insistente en la importancia que han tenido sus compañeras de reinado en todo este proceso. Durante la entrevista no deja de halagarlas y de contar que nada hubiese sido lo mismo sin ellas. Han hecho un buen grupo y de las cosas que más pena le dan es ‘despedirse’ de ellas. Su amistad continuará, de hecho, asegura que piensan quedar muchas veces, pero sin los trajes y sin la ‘obligación’ de verse desde luego no será lo mismo.
Un camino lleno de lecciones
Si algo ha aprendido de toda esta experiencia, ahora con un año de perspectiva, es a disfrutar del momento. Las primeras semanas del cargo fueron emocionantes, aún no era del todo consciente de lo que todo aquello estaba significando y si pudiese volver atrás y darse un consejo se diría que además de la emoción, valorase el momento, porque actos hay todos los años, pero actos en los que una es la protagonista, eso sólo sucede una vez en la vida.
María Verdú: “Mi año como dama ha superado todas mis expectativas”
Para María Verdú su año como dama ha sido sorprendente, no se imaginaba que las fiestas desde dentro fuesen así, de hecho, declara no poder describirlo, pero su cara refleja emoción y alegría. Parece que la sorpresa es porque el sueño que tenía desde pequeña ha superado sus expectativas.
Y es que sí, pertenecer a la corte de las fiestas de Santa Pola era el sueño de una pequeña María que lo intentó en su momento y no pudo conseguirlo, pero mientras tanto participó en los desfiles de Moros y Cristianos, en la Semana Santa e incluso en Navidad. Y por fin, 2023 fue el año en el que se vistió de dama santapolera.
La emoción le llena, no es capaz de elegir un solo evento ya que todos los ha vivido al máximo, pero tras insistirle un poco destaca la procesión de la Virgen de Loreto, de la que guarda un recuerdo especial por su gran emotividad.
Como el resto de sus compañeras, cree que lo que ha completado la experiencia para que fuese del todo especial ha sido la conexión que se ha creado entre ellas. Declara que va a echar de menos asistir a los actos y estar las cinco juntas, sentadas al lado unas de otras, compartiendo miradas de complicidad, risas y experiencias.
También cuenta con nostalgia que echará de menos las prisas al ponerse el traje y a la Comisión de Fiestas que desde el inicio del año las acogieron con los brazos abiertos e hicieron siempre lo posible para que su experiencia fuese lo más completa y placentera posible.
Esperanza Mas: “Ser dama ha sido la culminación de mi participación en las fiestas de Santa Pola”
Después de salir en los desfiles del día 1, 2 y 3 y bailar en los del día 6 y en la elección de las reinas infantiles, a Esperanza Mas sólo le quedaba ser dama para completar su participación en las fiestas de Santa Pola. Un deseo que perseguía desde hace tiempo, pero para el que ha esperado a sentirse madura y con la capacidad de disfrutarlo al máximo.
Describe su año como bonito. El estar formando parte de la corte le ha permitido asistir a actos a los que todavía no había tenido la oportunidad de asistir por motivos laborales y además, hacerlo desde un punto de vista más protagonista le ha llevado a sentirse mucho más cercana al pueblo y a su gente.
Concluir esta etapa le conforma una contrariedad de sentimientos. Por un lado, se siente triste porque es una experiencia que sabe que no va a poder volver a vivir, pero a la vez se siento muy contenta de haber podido vivirla y almacenarla en su recuerdo. El año se le ha pasado volando pero sabe que los recuerdos no se van a ir tan rápido.
Guarda con especial emoción el recuerdo de la venida de la Virgen de Loreto, nunca había visto el acto desde dentro y la representación, el ambiente y el significado le emocionó tanto que tuvo que hacer uso de pañuelos para secarse las lágrimas. Está convencida de que ese ha sido el acto que ha vivido con más intensidad.
Sus compañeras han sido un pilar fundamental para que la experiencia sea la que ha sido y ese día, las cinco juntas encima de la carroza, sintiendo prácticamente las mismas emociones, es algo que mantendrá vivo en su memoria.
Miriam Martínez: “Ser dama ha sido una experiencia increíble que me ha conectado con las tradiciones”
Miriam Martínez ya lo tenía claro hace un año, ser dama era una experiencia que le hacía mucha ilusión y que no iba a olvidar nunca. Así ha sido, define su experiencia como increíble, es muy contundente con la respuesta, se le ilumina la cara y es tan rápida contestando que hasta sorprende, sólo puede definirla con una palabra: increíble.
Desde hace años está implicada de alguna manera en las fiestas, pero este ha sido su favorito. Declara que ha conocido una parte de Santa Pola, el pueblo al que tanto admira, que no conocía y que eso le ha hecho conectar mucho más y mejor con él. Antes de esta experiencia sentía que le faltaba algo, ahora se siente más conectada y cerca de las costumbres y tradiciones.
Aunque le da pena acabar el año sabe que su vinculación con las fiestas no acaba aquí, este ha sido sólo un capítulo más de todos, quizá el que con más emoción y nostalgia va a recordar. Pero, desde luego, tiene claro que no será el último ya que aspira a seguir formando parte de los desfiles y otras fiestas tradicionales.
Ha sido un año que se ha quedado corto para todas sus protagonistas, Martínez se queda con la ofrenda de la Virgen de Loreto, la sensación de ver cómo todo el pueblo se reúne para llevar flores en honor a la patrona, despertó en ella sentimientos que no va a olvidar nunca, una clase de orgullo por su tierra que se le complica describir.
Y si hablamos de recuerdos ella no puede olvidarse de sus compañeras, las que han estado con ella durante esta maravillosa experiencia y con las que cree que ha forjado una amistad y una conexión que va a durar muchos años más. De hecho, es su única recomendación para las futuras damas, que sean un equipo desde el primer momento, porque sin ello las fiestas, el año más importante de sus vidas, no va a ser lo mismo.
Judit Valero: “Cumplir mi sueño de ser dama ha sido una experiencia única e inolvidable”
Acabar un año tan especial como el que ha vivido Judit Valero, dama de las fiestas de Santa Pola, puede significar para muchas personas un momento triste. Pero, para ella, es algo que sabía que iba a llegar y que, aunque le genere cierta nostalgia, sabe que la experiencia ha sido única y que vivirá con ella para siempre.
La aventura de Judit comenzó hace ya mucho, cuando siendo pequeña no pudo sacar el sobre y pertenecer a la corte infantil. No se rindió tampoco en 2020 cuando cumplió los 18 años y, por fin, podía volver a presentarse, pero el horario laboral se lo impedía. Tuvo que esperar hasta que cumplió los 21 para vivir el que había sido su sueño desde pequeña.
Toda su vida ha estado cerca de las fiestas, su familia la ha criado entre desfiles de Moros y Cristianos en las filas de Templarios. Toda esa pasión sólo podía culminar en la vivencia de un año de fiestas desde dentro, participando de los actos y siendo una de las protagonistas y así ha sido.
Recuerda con emoción el día de la elección porque fue una ‘noche única’ que muy poca gente puede vivir desde esa perspectiva y de la que no van a poder volver a participar de la misma manera. También la mañana del día 1 de septiembre, cuando el pueblo, la banda y ellas se reunieron para recoger a Marina Molina (Reina de las fiestas) en su casa, cuenta que esa sensación de tener a toda esa gente esperando es algo que ha sido muy emocionante para ella.
Además de a sus compañeras, a los eventos y las emociones, nuestra dama va a echar de menos ponerse el traje. Verlo colgado y saber que probablemente no vuelva a portarlo es algo que le genera tristeza, pero a la vez sabe que a través de él, mantendrá vivos los recuerdos del que ha sido el año más especial de su vida.