
De la procedencia de la talla de la Virgen de Loreto a sus coronas, a la heráldica y el inexplicable olvido en nuestro callejero a las tres personas que han hecho porque tengamos término municipal
En la Biblioteca Central de Santa Pola tuvo lugar la charla ofrecida por Antonio Baile. En primer lugar tomó la palabra Marián Sempere para presentarle como “un investigador local, profundo, con ideas propias y mucha pasión en todo lo que investiga y escribe. Autor ‘bestseller’ de historia local, pues su primer libro de historia de Santa Pola es un referente, que se encuentra agotado, y es quizás, uno de los tomos más solicitados y consultados”. También hizo referencia a sus otros dos trabajos de los cuales “nos nutrimos para mirar la historia del siglo XIX”. En este caso, tal y como señaló Sempere, Antonio Baile ha propuesto a través de la Asociación Garneros “la interpretación de determinados aspectos históricos que se nos escapan. Detalles y controversias que Antonio sí que ha visto”.
La Virgen
Baile comenzó hablando sobre la Virgen de Loreto, patrona de Santa Pola, comentando que había una talla antes de la guerra que tras varios episodios, se pierde.
Explicó también que hay que distinguir dos cosas, por una lado la procedencia y por otro la advocación. Así, señala que se trata de una virgen de Trapani, una imagen siciliana que en el siglo XIII se distribuyó por todo el Mediterráneo, llevada por Franciscanos, Carmelitas y marineros, con el nombre de Virgen del Carmen.
Expuso la comparativa entre la talla que había antes de la Guerra Civil y la que hubo tras la restauración, destacando la mala restauración realizada ya que “se hizo una virgen barroca. Quizás, lo único que quede de una y de otra sean las coronas. Las potencias y las peanas son distintas”.
Ángeles cruzados
En cuanto a la llegada de la Virgen, explica Baile que a los cruzados, concretamente a los Templarios destinados en Tierra Santa, se les llamaba ángeles de los Santos Lugares, y son precisamente los Templarios quienes la trajeron en un barco y señala que hay pinturas que reflejan ese traslado.
Llegada al Castillo
Surge ahora la pregunta de quién fue el primero en traer a la Virgen al Castillo, y Baile realiza un seguimiento de varios nombres. Comenta Antonio que el primero, seguramente, es quien lo construyó, Bernardino de Cárdenas Pacheco. El segundo, es su hijo, que fallece joven y está casado con Juana de Portugal a quien también hay que hacer seguimiento, pues marcha a Extremadura para hablar con San Pedro Alcántara y se trae a Franciscanos para montar el convento de San José en Elche.
El siguiente en la línea es Bernardino de Cárdenas y Portugal.
María de Guadalupe
Varios Cárdenas siguen la línea, así hasta llegar a María de Guadalupe, duquesa de Aveiro, que desde niña se la educó para ser reina y gozaba de gran cultura.
Aparece en la historia José Raimundo Arxón, un jesuita que, en 1706, se puede ubicar en China, con misiones pagadas por la duquesa de Aveiro. Arxón enferma y se viene a Alicante donde estaba la duquesa y se retira al convento de Nuestra Señora de Loreto de Elche, aunque en opinión de Baile hay un error en los datos, “porque todo apunta al convento de la Virgen de Orito”. No obstante, también señala Baile la existencia de otra Virgen de Loreto en el convento de las monjas Clarisas, en Elche, “donde también viene reflejado en el Diccionario de los Jesuitas que: llegó a Alicante el 19 de diciembre de 1910, yendo a ese convento a morir y es la duquesa y la virgen quienes lo cuidan”.
Revuelta de 1766
En marzo de 1766 acaece el Motín de Esquilache en Madrid y la zona del Raval de Elche se amotina contra su señor. “Huyen y se vienen a Santa Pola. Ortiz, el gobernador del Castillo, los deja entrar. Después de cinco meses salen y y montan las primeras casas en la zona norte del Castillo”. La puerta del Raval contaba con una hornacina con la Virgen de Loreto y se pregunta Baile que “quién dice que no fueran ellos los que se la trajeron... podría ser”.
O en 1643
Otros datos que maneja aseguran que la Virgen de Loreto está en la villa desde el año 1643... “. aunque Baile los considera inciertos.
Una tercera talla
Mostró Antonio una tercera imagen de la Virgen de Loreto, en la que se han fundido las joyas de plata que tenía y con ellas se ha realizado una peana nueva con dos ángeles a los lados. Comenta Baile que un día, junto a la presidenta de las Camareras de la Virgen descubren dos cajas, una de ellas con coronas de plata, muy antiguas, “las investigué y, dentro, ponía María de Bona. Bona es una población del norte de África”, explicando Baile la relación de Santa Pola con el norte de África en los siglos XVII a XIX por temas mercantiles
El escudo
Respecto al escudo de Santa Pola habla Antonio Baile sobre su origen y las modificaciones del mismo. Así, en 1906 se decide realizar a Alfonso XIII y Victoria Eugenia un regalo que incluya todos los escudos de España. Siguió investigando y tras llamar a un archivo histórico de Madrid, “me corroboraron que había dos tomos, con tapas de plata, con la firma de los alcaldes y concejales. Ése era el regalo a los reyes y donde se refleja el primer escudo”.
En 1964, será Gómez de Imperial quien diseñará un escudo posteriormente afrancesado en Santa Pola. Y en 1965 se realizan modificaciones sobre éste para enviarlo al instituto internacional de heráldica de Madrid para legalizarlo.
Baile explica cómo en años posteriores tras varios desencuentros derivados de decisiones tomadas desde el Ayuntamiento respecto al escudo, en el año 2006 el escudo se declararía inmemorial, por lo que nadie podría tocarlo jamás, si bien años más tarde le informan de que esa tramitación no se había llevado a cabo.
En alusión al escudo hecho por la Diputación de Alicante, “ese es perfecto y está en el parque de El Palmeral. La Diputación tiene un cliché de nuestro escudo pero... ¿nosotros no somos capaces de tenerlo... desde 1906”?, se pregunta Antonio
Reconocimientos
Baile quiso hacer hincapié en la necesidad de cuidar los detalles, como por ejemplo, errores en algunas placas de calles derivados de fallos en la traducción, faltas ortográficas, e incluso la desaparición de algunas placas tras la realización de obras o reformas. Destacó graves errores como el acaecido con el Duque de Béjar a quien pusieron una calle con el nombre Marqués de Molins no siendo este su título sino el de su hermano.
También se refirió a la ausencia de reconocimiento a personajes de gran relevancia en la historia de Santa Pola, como el gobernador Cristiano Bermúdez de Castro, Luis González Vicens o Jose María Paternina, figuras destacadas en la lidia por el término municipal de Santa Pola.
Finalmente, hizo referencia a las pérdidas de documentos históricos y elementos pertenecientes al Ayuntamiento y la necesidad de cuidarlos y darles la importancia y el lugar que les corresponde, así como subsanar erratas presentes en los textos que acompañan fotografías o placas y que enriquecen el conocimiento de la historia de Santa Pola.