O al menos sus habitantes, eso ya casi lo han conseguido los llamados “vecinos” o “Asociación de vecinos” de este pueblo.
Estas personas han conseguido que un juez “castigue” al Ayuntamiento y a los empresarios de ocio del centro de Santa Pola a reducir en una hora nuestro horario de cierre en el periodo estival del año 2009. Esta medida resulta contraproducente para su descanso, pues genera mucho más ruido y jaleo en la calle al obligar a los clientes a abandonar antes los locales.
Han luchado por defender su derecho al descanso, que por supuesto reconozco está por encima del derecho a la diversión; pero si tenemos que hablar de derechos también prevalece el derecho a comer sobre el del descanso, y es que aunque no lo crean los empresarios de este sector tenemos hijos y familia que dependen de nuestra actividad. Y no sólo nos afecta a nosotros la limitación horaria, sino a otras actividades del mismo sector, así como a los proveedores que nos abastecen; también ellos tienen hijos y familias que alimentar. Por no hablar del empleo que generamos y que en esta época se incrementa.
Estos “vecinos” velan por el descanso de sus hijos y familias, pero existen muchísimos vecinos que también velan por la seguridad de su hijos y quieren que tengan un oferta de ocio en Santa Pola y no tener así que desplazarse fuera de nuestro pueblo para poder tenerla, con el consiguiente riesgo que todos conocemos. Las personas que nos dedicamos al ocio, vecinos de Santa Pola casi en su totalidad, nos sentimos como auténticos delincuentes en nuestro propio pueblo, cuando tenemos todos nuestros locales en regla, pagamos nuestros impuestos y ejercemos toda nuestra actividad dentro de la legalidad.
Los ciudadanos de Santa Pola y los turistas que vienen a visitarnos compran el pan en las panaderías, el pescado en la lonja, salen a comer en nuestros restaurantes o a practicar deporte... y también quieren su diversión, y eso es lo que nosotros les ofrecemos, y no nos equivoquemos, sin este sector otros muchos de nuestra localidad también se resienten.
Espero que estas personas reflexionen y se den cuenta del daño que están haciendo, no sólo a los empresarios de esta actividad, sino a “su pueblo” en general, mientras tanto Santa Pola, descanse en paz...

Miguel Vidal García