Hace poco tiempo, saltaba la noticia de que la jugadora santapolera Lara González, que formaba parte del conjunto francés París 92, pasaría a engrosar el elenco que Carlos Viver (ex seleccionador femenino de Balonmano) está preparando en el rumano Rapid Bucarest. La lateral y especialista defensiva estará acompañada por otras grandes jugadoras muy conocidas por la afición: Alicia Fernández, Irene Espínola, Jennifer Gutiérrez, Marta López o Ainhoa Hernández.

Durante su paso por la villa marinera, el Periódico Santa Pola tuvo el placer y honor de realizar una entrevista a esta “leona” (129 partidos con la Selección y 130 goles), quien aseguró que las dos últimas temporadas jugando en la capital francesa han dado sabores agridulces: “durante el primer año fue una gran temporada, llegamos a los objetivos del club, quedamos terceras de liga y clasificamos a nivel europeo. Esta temporada ha sido complicada, con muchas lesiones y no hemos conseguido nuestras metas, pues en liga hemos terminado séptimas (a un punto entre las cuartas y las séptimas) y nos ha dejado fuera de plaza europea”. Como aspecto positivo, es que han llegado a la final de la Copa de Francia, “y firmamos el subcampeonato”.

Son once los años que lleva fuera de España, jugando en ligas y equipos de primer nivel: Francia, Hungría, Dinamarca... y ha tenido que adaptarse a todo. “Es cierto que cuando llegué a Francia por primera vez no conocía el idioma (ni inglés, ni francés...). Llegué sola, con 19 años, pero me acogieron súper bien. Al final, el francés es un idioma muy parecido al castellano, lo domino ya y Francia tiene un nivel de vida y gastronomía bastante parecido a España”.

Caso distinto fue Hungría, “porque el húngaro está dentro de los cinco idiomas más difíciles del mundo. No logré aprenderlo, como tampoco el danés”. Destaca que en estos países utilizó el inglés para comunicarse. Aunque señala que “es la gente lo que más echas de menos. Tu casa, tu familia, tus amigas, no convivir el día a día... así como el sol, el mar, la playa. Cuando estás fuera de Santa Pola, echas de menos hasta el olor a mar. Y la comida, por supuesto”.

Motivos del nuevo fichaje

Lara asegura que el fichaje por el Rapid Bucarest ha supuesto una nueva oportunidad de jugar en la Champions Leage, “que llevo sin disputarla cinco temporadas. Es la liga europea más importante, donde más alto puede aspirar un deportista a nivel de club”. También hay que tener la vista puesta en que estamos en año olímpico, “por lo que tener la oportunidad de militar en un equipo de alto nivel, ayuda”.

De hecho, el equipo está “bastante españolizado. Varias jugadoras son amigas mías de la selección”. Sin dejar de lado al entrenador, “Carlos Vives fue nuestro seleccionador y estuve trabajando con él durante cuatro años. No he tenido que esperar mucho”.

El principal reto, a nivel personal, es participar en París 2024, “pero tenemos que clasificarnos. De momento, estamos fuera y el nivel es alto. Debemos hacer un muy buen mundial. Una cita así no se trabaja de un día para otro, cuanto más nos exijamos en el día a día, más posibilidades tendremos de estar ahí”.

Vista en la Selección

Tras la concentración en Santander, aunque se está fuera del periodo de selección, sí que adelantó que se está trabajando con un grupo grande de jugadoras, “teniendo como objetivo el Mundial, que se celebrará entre noviembre y diciembre en Noruega, Suecia y Dinamarca”. Ahí es donde hay que conseguir un gran resultado, si se quiere tener la plaza en los Juegos Olímpicos.

Para Lara González, ser capitana de la Selección Española de Balonmano “es un orgullo. El hecho de estar es el sueño que tengo desde niña. Ser capitana significa un gran respeto y honor. Hay que dar ejemplo y saber transmitir a tus compañeras la importancia de representar a tu país y de hacerlo con lo que es tu pasión”. Asegura que “la responsabilidad se lleva día a día, pero sobre todo es un orgullo”.

Ha tenido la suerte de participar en los dos anteriores Juegos Olímpicos, tanto en Río como en Tokio, “y mi sueño es estar en París. Sé que es complicado conseguir la plaza, pero estoy segura de que trabajaremos para participar en París 2024”.

Licenciada en la Miguel Hernández

Por si fuera poca cosa su carrera deportiva, también se ha licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universidad Miguel Hernández, también ha hecho el máster en Educación (formación del profesorado) en la UCAM y tiene un curso de experto universitario en Nutrición Deportiva por la UNED. Títulos que acreditan y auguran un gran futuro profesional toda vez que termine su paso (esperemos que dentro de mucho) por el deporte de élite.

Ella misma no ha valorado esta posibilidad, “pero estoy segura de que en un ámbito relacionado con el deporte. No sé seguro dónde, pero sí que quiero volver a vivir en Santa Pola”.

¿Ha mejorado la situación?

Considera que, aunque se están haciendo las cosas bien, sigue habiendo una brecha importante a nivel deportivo en España entre la situación deportiva dentro del Balonmano de primer nivel entre mujeres y hombres. “Los clubes crecen, se mira hacia delante y, de hecho, si comparo mi situación cuando jugaba aquí, hace once años, es muy distinta. Jugaba en el Elche Mustang y no tiene punto de comparación los recursos, el nivel de juego, la afición, cómo se vuelca la ciudad con ellas. Ahí existe una gran diferencia, pero la brecha entre el masculino y el femenino está ahí”.

Para González, el deporte profesional le ha dado mucho, pero también le ha exigido un altísimo nivel. “El deporte profesional no es deporte salud”, explicaba, añadiendo que “cuando se habla de alto rendimiento conlleva lesiones, porque pones a tu cuerpo al límite. Es sacrificado, porque exige perderse muchas cosas, estar lejos de los tuyos”.

Al mismo tiempo, “lo que genera, las emociones, las situaciones que puedes vivir son impagables. Como persona, en valores, la gente que conoces, las experiencias, lo que compartes... creo que todo esto es muy difícil vivir, este tipo de cosas, en un ámbito que no sea el deporte de alto rendimiento”.

A la juventud

Lanza un mensaje a la juventud, a las niñas y niños que quieren jugar al balonmano: “haced deporte, disfrutad, pasadlo bien. Es lo más importante. Esfrozaos, perseguid vuestros sueños y no os desaniméis”.

En el balonmano ha encontrado valores que no se suelen encontrar en otras disciplinas, “porque es un deporte de equipo. Debe haber mucha cohesión, se lucha enormemente por el compañero, se desarrolla una enorme empatía, a lo que hay que sumar la resiliencia y la constancia”.