La Escuela de Música ‘La Constancia’, perteneciente a la Asociación Mare de Déu de Loreto, abre las puertas de su nuevo emplazamiento en el Centro Cívico. El cuadro docente de esta academia está integrado al completo por profesores titulados superiores que, según el director de la misma, Pascual Ruso, se cuentan entre los mejores músicos de la provincia alicantina.

Por otra parte, es destacable que, puesto que el ratio de alumnos por clase es más bien escaso, la calidad de la enseñanza es muy considerable dado que es posible aplicar una atención personalizada a los educandos y, en la medida de lo posible y según las demandas individuales, técnicas didácticas alternativas.

Además, al estar subvencionados desde la Conselleria de Educació y por la Asociación Musical Mare de Déu de Loreto, pueden permitirse abaratar los precios de su oferta educativa, teniendo en cuenta la precaria situación actual de muchas familias. Al respecto, Ruso señala que “la música debe estar al alcance de cualquier extracto social”.

De esta manera, en el presente curso se ofrece formación en todos los instrumentos de viento, metal y viento madre, percusión, guitarra y piano, así como enseñanza teórica, es decir, lenguaje musical.

Desarrollo educacional

El primer paso en el camino docente musical de ‘La Constancia’ se sitúa en torno a los tres años de edad. Es en este momento cuando los niños meten el pie en el jardín musical, donde se introducen en un programa que favorece el desarrollo del canto, el oído y el ritmo. Así, los alumnos comienzan a diferenciar sonidos y tonos y a apreciar las sutiles bondades de la música clásica. A partir de los cinco años, dan a conocer los conceptos básicos del lenguaje musical a los infantes a través de un plan serio pero divertido. A continuación, tras cumplir los siete años, se continúa con las clases de solfeo y se realiza la introducción a un instrumento musical en concreto de su elección.

En la siguiente etapa, la de los 8 años, suelen manifestarse las habilidades innatas del alumno con la entrada de lleno en el lenguaje musical. El director del centro manifiesta, en este sentido, que “los niños que estudian música ejercitan sus capacidades de memorización y lógicas, por lo que, según varias investigaciones realizadas, podemos afirmar que adiestrarse en esta disciplina favorece el éxito académico”.

En el punto de inflexión de los nueve años, a las puertas de la década de edad, se presenta un camino bifurcado para los educandos: las clases preparatorias para el acceso al conservatorio o plantear la música como una afición no profesional. A partir de este meridiano, la enseñanza teórica y práctica se desenvuelve, sobre todo, en función del crecimiento personal y las particularidades de cada alumno.