Una anciana de 86 años, que vive sola en su casa de la calle Gabriel Miró, estuvo tendida en el suelo durante varias horas el pasado viernes 15 de febrero. La voz de alarma la dio la auxiliar que cada mañana acude a su domicilio a ayudarle en las tareas del hogar.
Se trata de una empleada del Servicio de Ayuda a Domicilio que al ver que la mujer no abría la puerta, sobre las diez de la mañana llamó a su coordinadora, Fefi García. “Como sus familiares viven en Madrid, avisé a Cruz Roja, ya que la mujer tenía un aparato de teleasistencia, pero tampoco contestaba”, indica Fefi García.
Finalmente, la Policía Local trajo la llave del domicilio y Cruz Roja y el Servicio de Ayuda a Domicilio pudieron entrar para auxiliar a la anciana, que no había sufrido ninguna lesión importante. En los últimos tiempos esta mujer ha sufrido un deterioro cognitivo importante y, de hecho, está a la espera de hacer una valoración para ver si tiene Alzheimer.
Entretanto, sus familiares, que están muy agradecidos al Servicio de Ayuda a Domicilio por la atención prestada a la anciana y por haberla auxiliado en este caso concreto, han decidido gestionar el ingreso de la mujer en una residencia de ancianos.