Marián Sempere, confiesa estar dando los retoques finales y también “ensayando, porque no es lo mismo leer algo sentado en la silla de tu casa que estar en situación. Lo que más nerviosa me pone es imaginarme en un escenario ante miles de personas”.
A pesar de que es vox populi que Sempere es una mujer preparada y con grandes dotes comunicativas que utiliza en su trabajo, admite que “no es lo mismo contar un cuento a cincuenta nenes o presentar un acto” que ser el centro de atención “en un marco como el Palmeral. De hecho, cuando vi la cantidad de gente que cabe... pone nerviosa”.
Nervios y preocupación aparte, Sempere está contenta. “En primer lugar porque no me imaginaba que me iban a proponer nunca hacer el pregón y, en segundo, porque da un punto de orgullo que hayan pensando en una, que consideren que puedes hacer algo bonito y representativo”.
Aunque Sempere desea mantener la tensión sobre el contenido de su pregón, sí que nos regala algunas pinceladas. Esta mujer que ha vivido rodeada de libros, tanto en el aspecto personal como en el profesional, seguro dará uno de esos tintes de negro sobre blanco a su pregón a través de un aire reflexivo “sobre el sentido y los valores de la fiesta. Una mirada a sensaciones y sentimientos que nos despiertan estos días”. Aludirá elegantemente a citas literarias y a referencias externas “como un pequeño homenaje a otros pregoneros y personas vinculadas a Santa Pola”.

Convivencia y participación
Hablará de convivencia, de participación, pues son dos elementos fundamentales y necesarios para que estos días funcionen. Adelanta que “algunas reflexiones podrán parecer críticas, pero no lo son. Son puntos a incidir donde hay que trabajar, plantear y, como poco, dejarlos ahí para que la gente reflexione, analice o como mínimo se pare a pensar algunos aspectos”. Puntos como el de la convivencia y la inclusión, de los que adelanta que sí hablará en su pregón. Al respecto afirma que “las fiestas de Santa Pola tienen que ser propias, perfectamente identificables a localidades próximas. Con esto conseguiremos que resulten atractivas y que inciten a la gente a querer participar. La personalidad atrae”. Es consciente de que ese aspecto de inclusividad no se va a conseguir de la noche a la mañana, “pero si son abiertas, es el foráneo el que ha de tener la voluntad de participar dentro de un colectivo. Han de querer involucrarse en el ambiente”.
Su pregón, quizás, tiene una semblanza a las fiestas soñadas, no las del pasado, sino las del porvenir, “pretendiendo siempre que el público se implique, que sea partícipe, no sólo un ente escuchante”.
Sempere sostiene la necesidad de parar y pensar. ¿Cómo? “Creando una mesa abierta y participativa donde se realice una tormenta de ideas para ver hacia dónde queremos que vayan nuestras fiestas”. A partir de ahí, ya se verá.