Santa Pola es una población costera eminentemente turística y marinera. Su cota bajo el nivel del mar y su proximidad al mismo la convierten en una zona naturalmente inundable, y provoca que tenga aguas freáticas (las que están en el subsuelo) con alta concentración salina. Además de ello, al estar situada en el litoral mediterráneo, la intensidad de las precipitaciones hace que pueda recibir de forma puntual grandes aportes de agua de lluvia en poco tiempo.
A esto hay que sumar que la población censada en Santa Pola es de aproximadamente 34.000 personas, aunque en periodos vacacionales se multiplica por cinco, llegando a las 180.000 personas. Además, esta población tiene bastante dispersión, con zonas que han experimentado un gran crecimiento en los últimos años, como el barrio de Gran Alacant. Esto marca el dimensionamiento y gestión de las infraestructuras de la red, y obliga a extremar la organización para ofrecer un servicio óptimo, así como a reforzar la plantilla durante los episodios de lluvia con el objetivo de controlar el estado de la red en todo momento e iniciar las labores de limpieza en el menor tiempo posible.
Santa Pola cuenta con sistema de saneamiento convencional separativo (es decir, hay red diferenciada para recoger las aguas residuales y las pluviales), y por otro, se dispone de un novedoso y complejo sistema de saneamiento por vacío. El sistema de alcantarillado convencional es el que recoge el agua residual de las viviendas, restaurantes, comercios e industrias del municipio, que aportan las acometidas, y lo conduce mediante un sistema de tuberías a la Estación Depuradora de Aguas Residuales donde esta agua es tratada. El agua de lluvia se deriva a cauce público o al mar.
El alcantarillado por vacío, en lugar de recoger las aguas tal cual son vertidas a la red, es un sistema que mediante succión “absorbe” las aguas residuales. Es un sistema cerrado y estanco. Está instalado en las zonas de Gran Playa, Playa Lisa y Tamarit. La red de vacío cuenta con una longitud de 30 km y 900 controladores, tratándose así de uno de los sistemas de mayor envergadura de Europa con esta tecnología. Se recurrió a este sistema por tratarse de una zona de terreno inestable con elevado nivel freático, lo que encarecía mucho los sistemas tradicionales. Además, los colectores de gravedad estaban sometidos a infiltraciones de agua marina con elevada concentración de sales. Estas aguas dificultan el adecuado tratamiento posterior del agua en la depuradora. Su mantenimiento y gestión es mucho más compleja que el de un alcantarillado convencional, pero sin duda, esta tecnología está cumpliendo los objetivos para los que fue prevista.
Cabe destacar que todo el funcionamiento de la red está controlado mediante telecontrol vía scada, lo que permite tener información 24 horas acerca de su funcionamiento.
Para el mantenimiento de esta red extensa y compleja se llevan a cabo numerosas tareas entre las que se encuentran: la limpieza de colectores a través de un camión de última generación, el mantenimiento preventivo de estaciones de bombeo y de vacío, la inspección de colectores a través de una cámara robot, la reparación de colectores y de equipos electromecánicos, la eliminación de atranques en la red de alcantarillado, la limpieza de los imbornales para que no se reduzca su capacidad de captar agua de lluvia y, por último, revisión de todos los elementos del telemando, y de las comunicaciones.