La tradición, única en España, de regalar un cartucho con dulces a todos y cada uno de los niños de los centros educativos de Santa Pola continúa tan fuerte como el primer día que arrancó. Cuenta la historia que fue hace más de sesenta años, y que el motivo principal fue que ningún niño, fuera hijo de pescadores o no, se quedase sin un dulce en Navidad. Algo que, hoy en día, nos puede parecer vanal, pero que, en aquellos tiempos tan duros, era difícil de conseguir.
Más de medio siglo más tarde, representantes de la Cofradía de Pescadores y de la Corporación Municipal continúan repartiendo alegría e ilusión con forma de cartucho. Pero, eso sí, ahora no son sólo los niños quien reclaman su cartucho: gimnasia de la Tercera Edad, Centro de Mayores de la Senia, Asociación de Alzheimer y más asociaciones se suman, con igual o mayor sonrisa, a la alegría “encartuchada”.