No hagas en el mundo virtual lo que no harías en la vida real”. Ésta es una de las principales recomendaciones que el Equipo de Delitos Tecnológicos de Alicante de la Guardia Civil ofrece tanto a jóvenes como a padres en las distintas charlas que presta de forma periódica en los institutos sobre seguridad en las redes sociales. Desde el equipo destacan una máxima: “concienciación”. Concienciación tanto de padres, como adolescentes y compañeros de éstos en los centros escolares.
Las redes sociales, usadas por personas cada vez más jóvenes, son una gran herramienta, pero también un insospechado caladero de problemas. “Algo tan inocuo como puede ser el Whatsapp puede llegar a convertirse en una pesadilla”. Por este motivo, piden a los progenitores que estén atentos “y que no permitan a menores de 16 años que se den de alta en esta red social. Sin embargo, detectamos que cada vez son más los menores de entre 13 y 14 años con cuentas altamente activas”.
Además del servicio de mensajería instantánea que facilita esta aplicación, otra gran parte de su actividad se centra en el envío de imágenes. “Y cuando subimos una foto a las redes, en ese mismo instante, ya no es sólo tuya”. Explicaban el caso de una niña de doce años quien, estando en el instituto, manda una imagen de sus pechos desnudos mientras estaba en el baño “a un amigo que tenía en una localidad alicantina. Éste postea la foto de la chica en un grupo que tenía y se extendió como la pólvora”. El resultado: la niña, al llegar al día siguiente al instituto, “tuvo que padecer las burlas de sus compañeros, quienes disponían de esa imagen en sus móviles”.
Essta práctica, a muy pequeña escala, de lo que se conoce como ‘sexting’, “provocó que la joven abandonase el centro y tuvo que someterse a tratamiento psicológico. Los padres intentaron por todos los medios eliminar esa imagen del espacio virtual, pero fue y es del todo imposible”.

Grooming
Se insiste una y otra vez en que “puedes tener muchos amigos en internet, pero no son tus amigos en el mundo real”. Sin embargo, los “likes” y el número de personas que visitan cada día tu muro es lo que está pesando como barómetro de la popularidad entre los jóvenes. “Les preguntamos a los chavales que si ellos se sentarían a tomar un refresco y contarles su intimidad a un desconocido que está sentado en un bar. Y nos dicen que no. Entonces, ¿por qué compartís archivos y dais datos personales en las redes?”.
Aquí es cuando se encuentran casos, si cabe, más peligrosos. Se trata del ‘grooming’, el intento de un adulto de contactar con menores en las redes sociales, haciéndose pasar por menor. “Normalmente, el menor pica. Cree que habla con alguien de su edad. Le acaba mandando una fotografía comprometida, o un video. El adulto, cuando tiene este contenido en su poder, presiona, coacciona e intimida al menor para que quede con él, con la amenaza de distribuir este contenido si no acude a la cita o se lo dice a sus padres”.
Hace escasas semanas, y tras la denuncia de unos padres, se pudo detener a uno de estos tipos en Alicante, “en el bar donde había quedado con el menor. Fue éste quien avisó a sus padres de la situación y ellos denunciaron”. En esta ocasión terminó bien, pero por desgracia, “son muchos los casos que no llegan a nosotros”.

Cómo prevenirlo
Pero, ¿cómo se puede prevenir? ¿Cómo se puede poner una barrera? Sin duda alguna, “a través de la comunicación, de explicar a los niños cuáles son los problemas de un uso indiscriminado de las redes”. Unas redes a las que, en la gran mayoría de los casos, se accede por el móvil. “Por eso hay que controlar el móvil de nuestros hijos, poner límites y barreras”.
Dan varios consejos, como que sean los padres los que pongan el patrón de desbloqueo del móvil; revisarlo periódicamente “y estar muy atentos a las aplicaciones instaladas”. Sugieren que se apunte cuáles son las aplicaciones que vienen instaladas por defecto y, al revisarlo, se compruebe que las nuevas corresponden con el rango de edad del niño. “Hay que comprobarlas todas, porque se pueden instalar con facilidad aplicaciones fantasma. Cuando las abres, aparece una calculadora, pero, al ingresar una clave en ésta, nos encontramos con un repositorio de imágenes o chats ocultos”. Obviamente, también hay que estar muy atento de los permisos que pide y requiere cada aplicación que se instala, siempre primando la seguridad y la confidencialidad de los datos, “porque algunas que pueden parecer muy inocuas, como una linterna, nos pueden llegar a pedir tener acceso a nuestra carpeta de imágenes, nuestra posición, etc.”. Se debe desactivar la geolocalización, “así como quitarla de las redes, porque se puede averiguar dónde se ha mandado el mensaje, cuáles son los patrones de conducta del menor, por dónde ha pasado…”. Y por descontado, desinstalar cualquier mensajería que borre las conversaciones o imágenes.

Miedo en casa
El gran tercer lastre que viene detectando este Equipo es el ‘ciberbulling’. El acoso escolar ha sido, es y será una realidad. Numerosos son los colegios que están poniendo coto al mismo a través de varios programas, “pero el ciberbulling cuenta con una particularidad, que entra en tu casa, donde teóricamente has de sentirte seguro”. Insultos, amenazas, frases que pueden llegar a menoscabar la personalidad, “y que se repiten y encienden más cuando el menor vuelve a ir a clase. Nuevamente, se llega a esta situación porque no ha habido un control previo donde nuestro hijo está presente, no se ha sabido limitar su uso y, por otro lado, los menores ‘atacantes’ no están concienciados sobre lo que puede ocurrir a un tercero con la dureza de sus palabras”.
Finalmente, insisten desde el equipo en dos máximas: “concienciación y diálogo”.