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Como cada Domingo de Ramos, los niños se convirtieron en los auténticos protagonistas de la Procesión de las Palmas celebrada en la villa marinera. Así lo pudo percibir desde el palco elevado José Navarro, instantes antes de bendecir las palmas, ramos y ramas de olivo que portaban los cientos de personas que se acercaron hasta la Glorieta para participar en la procesión.
Ésta es una tradición religiosa popular en ambiente de fiesta, en la cual participan de una forma especial los niños, que son la auténtica alegría de esta fiesta.
Y es que, como es costumbre, en Domingo de Ramos muchas personas, pero especialmente los niños, estrenan ropa nueva que anuncia el arranque casi oficioso de la primavera. Fue una mañana brillante y con un tiempo espléndido.
La procesión, que trascurrió en romería, fue precedida por la banda de tambores del Jesús Triunfante, los cuales estrenaron uniforme y faldón para bombos y cajas.
En el transcurso del acto también se leyó el pasaje del Evangelio en el que se relata la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén a lomos de una borrica y cómo la gente le aclamaba con palmas y ramas de olivo. De ahí la tradición que hemos heredado hasta nuestros días y que aún hoy se sigue celebrando entre los cristianos.
Participaron también en la procesión con la que se inaugura, según la tradición cristiana, la Semana Santa, representantes de las once cofradías santapoleras con sus estandartes, además de autoridades locales.
Y, al mismo tiempo que se celebró la procesión, se llevó a cabo la tradicional misa en Playa Lisa, donde los vecinos también tuvieron ocasión de celebrar el acto de la bendición de las palmas en su parroquia de San Antonio de Pádua.