Toda la vida pensando lo contrario y resulta que el orden de las cosas sí que altera el producto. Al menos, en cuestiones no tan matemáticas sino más etéreas como las materias de fe. José Navarro, cura-párroco de Santa Pola, reivindica unas fiestas en las que primero se sitúe la fe cristiana por encima de las andanzas de moros y cristianos, que derrotaron al bando venido de Oriente, de lo contrario, no hablaríamos en cristiano, ni tendríamos la frase hecha que así lo refiere.
La fiesta es el detonante para “intensificar el sentido comunitario de la fe”, y ello a través de los diversos actos litúrgicos programados en honor a la Virgen de Loreto, como la ofrenda o la serenata, entre otros. “No tenemos que hacer muchos esfuerzos para no desviarnos del asunto nuclear de la fe, que es Jesucristo, y al que nos lleva, en el caso de nuestro pueblo, la Virgen de Loreto”, justifica Navarro.
Esta visión filosófica se complementa con otra más popular. Cuando se habla de la Virgen de Loreto se utilizan palabras como “cariño”, “ayuda”, “intercesión”… a través de pequeños milagros. “Lo bonito es que un pueblo, en general, se siente acompañado y protegido por la Virgen de Loreto. Cuando nos reunimos alrededor de la Virgen hay algo especial que va más allá de si la fe es fuerte o no”. Este sentimiento lo atribuye Navarro a otro fenómeno de tinte humano, al “sentido de la maternidad, que atrae, que da calor de manera especial, que da seguridad”. Así se explican los vocablos que el pueblo asocia a la Virgen en tanto en cuanto la de Loreto es aquella en la que encontrar refugio y ayuda incondicional.

Inseguridad
A lo largo de una vida dedicada a la fe, Navarro ha tenido la oportunidad de vivir, como ejerciente, los festejos de diversas localidades. Cada cual con sus especificidades. “La de Santa Pola es que la vida del marinero es muy insegura y muy dura. El mar es un medio de vida pero también una traición constante y los pescadores se sienten muy protegidos por la Virgen de Loreto”. Una vez más se vuelve a la idea de protección y seguridad, necesidades atávicas que los humanos han buscado y encontrado en los seres supraterrenales desde que adquirieran lo que antropólogos y filósofos llaman pensamiento mágico.

Más allá de la Iglesia
La fe va más allá de asistir o no a la Iglesia y Navarro califica de “experiencia muy bonita” los momentos en que se encuentra a personas mayores que, aunque no vayan a misa los domingos, le dicen, refiriéndose precisamente a la dureza de la mar: “¡No sabe usted la de veces que, si no hubiera sido por la Virgen, yo no estaría aquí!”. Teología práctica y saber popular unificadas a partir de una vivencia, “y si es una experiencia es una riqueza”, apostilla Navarro.
Y para aumentar, si es que eso es posible, la autoridad teológica de Santa Pola, este año, la misa mayor estará presidida por el señor Obispo y un nutrido grupo de sacerdotes. Por si los argumentos arriba esgrimidos no fueran suficientes, la presencia de estas altas esferas de la Iglesia harán de las de 2015 unas fiestas en las que la fe prime, se complemente y reine sobre el resto de actos populares y folclóricos, que no son sino la excusa para honrar a la patrona.