El Departamento de Playas del Ayuntamiento, en colaboración con Hidraqua, comienza nuevamente con la campaña “La playa no es un cenicero”. Dicha iniciativa se basa en el reparto de ceniceros ecológicos por parte de los agentes de salud, auxiliares de playas y voluntarios de protección civil.
El objetivo es reducir las colillas en las playas, ya que además del impacto visual que suponen, constituyen un daño a la fauna marina y, este año, se suma el riesgo añadido de la Covid-19. Los residuos del consumo de tabaco podrían constituir un vector de contagio, puesto que están en contacto directo con la boca y pueden tener gotas de saliva (principal transmisor del virus según la OMS).
Esta iniciativa es de suma importancia para la villa marinera, ya que teniendo en cuenta el informe de 2017 de la ONG Ocean Conservacy, las colillas suponen el 13% del número total de desperdicios recogidos en su campaña mundial. Anualmente, se fuman 6 billones de cigarrillos en todo el mundo y, de estos, 4.5 billones son depositados en espacios públicos. Esto hace que viajen miles de kilómetros y contaminen diferentes ecosistemas, incluidos los océanos.