SUCESOS
 

La acción conjunta de vecinos y la Policía Local logra evitar la muerte de una chica

 
Viernes 2 de junio de 2017 0 comentarios
 

El domingo de hace dos semanas, el conductor de uno de los autocares que hace la línea regular Gran Alacant-Santa Pola realizó una llamada de emergencia a la Policía Local de la villa marinera “porque había una chica dentro, llorando sin parar y tumbada en el suelo”. Las fuerzas del orden local ya estaban esperando el bus en la estación y pudieron comprobar a la llegada del mismo que la joven estaba tumbada, “sin decir nada, ni responder a ninguna de las preguntas. Como el autobús tenía que continuar con la ruta y no presentaba ningún signo de lesión, varios pasajeros ayudaron a bajarla a la estación, donde esperó en un banco la llegada de Cruz Roja”.
“Tenía la mirada perdida”, declaran fuentes policiales, “y al comprobar sus efectos personales, pudimos localizar tanto cartera como pasaporte. Era de nacionalidad polaca y, tanto Cruz Roja como nosotros, nos pusimos a buscar un traductor para poder dirigirnos a ella”. No presentaba un mal aspecto, no estaba desaseada, pero sí bloqueada a cualquier tipo de contacto, “al tiempo que era atendida, se realizaron las oportunas comprobaciones para ver si tenía antecedentes o pesaba cualquier orden de búsqueda internacional sobre ella”. Todo negativo.

Atención telefónica
En vista de lo urgente de la situación, un oficial se puso en contacto con un vecino de Santa Pola, de procedencia polaca (Gregorio, ése es su nombre), para “aunque fuera telefónicamente, intentar contestar a simples preguntas, ya que Gregorio se encontraba en Andalucía en esos momentos”.
“Cuánto tiempo lleva en España, si tenía amigos aquí, dónde vivía… todo tipo de cuestiones que, a veces contestaba riendo, otras llorando, otras paraba de hablar”. Cruz Roja pudo comprobar que la joven, de treinta años recién cumplidos, tenía las constante vitales correctas, “ésta pidió ir a un hotel. Con el coche patrulla la acercamos, pero a la llegada al mismo, pidió acudir al aeropuerto. En el mismo coche la acercamos a la parada de taxis y, justo al meter la maleta, volvió a indicar que no, que quería ir a un hotel”.
Así las cosas, los agentes decidieron acercarla al centro de salud del municipio pero, al no tener la tarjeta sanitaria europea, la derivaron al hospital, donde la valorarían. “Finalmente, conseguimos que se alojara en un hostal en Alicante. Gregorio, preocupado, se pone desde Andalucía en contacto con el hospital, pero no le dan ninguna información. Al conocer el nombre del hostal en Alicante, decide trasladarse e intenta que le abra la joven la puerta de su habitación. Tras insistir, consigue franquearla y comprueba que presentaba el aspecto de estar ida, con claros síntomas de un brote psicótico”. Gregorio pasó la noche del día 22 junto a la joven para asegurarse de que nada malo le ocurriera, “incluso intentó quitarse la vida en el propio hostal, intentando saltar desde un balcón”, declaraba Gregorio.
Mientras tanto, el oficial de la Policía Local de Santa Pola llama a la Policía Nacional de Alicante, quienes le informan de que existe una orden de búsqueda internacional interpuesta en Polonia por la familia de la joven (la orden no se hizo efectiva hasta el día 22, un día después de localizarla en el autobús). “Tras conseguir el teléfono del contacto del padre, residente en Oslo, junto con la hermana, nos confirma éste que padece esquizofrenia”. La Policía Nacional no puede hacerse cargo de la custodia de la joven hasta que el padre pueda acudir a recogerla (el 24 de mayo, en vuelo de urgencia) “porque es mayor de edad y no tiene ningún delito, por lo que Gregorio se hizo cargo de ella”, además de acudir junto a la Policía Local de Santa Pola al centro médico de Gran Alacant, tras aclarar su psiquiatra “de Polonia, con el que estábamos al teléfono, cuál era la medicación adecuada”, explica Gregorio.

Peligro evidente
El peligro era más que evidente, “porque aseguraban que se fue de Polonia habiendo dejado una carta de suicidio. La joven llevaba desde el miércoles de la semana pasada en España (sin comer –apostilla Gregorio) y todo apunta a que había dejado de tomar la medicación, como mínimo desde aquel entonces”.
Tras conseguir la medicina, la joven se estabilizó y descansó. “De hecho, el mismo día 23, sí que pudimos mantener con ella una conversación en inglés. Nos relató a los agentes de la Policía Local que, efectivamente, había dejado de tomar la medicación, que estaba muy confundida y no se acordaba ni de que hablaba inglés”.

Un final feliz
Afortunadamente, el miércoles por la tarde, el padre y la joven volaban desde el Aeropuerto con destino a Berlín, donde les esperaba su hermana. Ha sido ingresada en un hospital psiquiátrico de Polonia a la espera de que mejore su estado de salud. Una vez más, la colaboración entre la ciudadanía y la Policía Local ha evitado males mayores.

 

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