A raíz del rastreo en redes sociales, la Policía Local detectó el pasado jueves comentarios en los que, según algunas personas, podría estar suministrándose en la Barraca Pescadores “alcohol adulterado o cuya calidad no llega a ser la que se le presupone a determinadas marcas”, según fuentes policiales. Seguidamente, esta información es verificada y se siguen investigando los hechos hasta que se consigue saber cuál es el modus operandi.

Uno de los escenarios que barajaba la Policía Local es que el papel timbrado o sello que llevan todas las bebidas alcohólicas “pudiera estar falsificado”. En este caso, se estaría ante una falsificación de documentos públicos sin perjuicio de las posibles infracciones a la normativa de impuestos especiales, de las que se encarga la autoridad aduanera. Dado que la falsificación de precintos y sellos “requiere de una gran profesionalidad y técnica”, la Policía Local solicitó la colaboración de los especialistas con que en esta materia cuenta la Agencia Tributaria. Especialistas que descartaron, in situ, este extremo.

Actuación inminente
El principal problema con el que se encuentra la investigación es el fin inminente de las fiestas patronales, lo cual hacía que el margen temporal para investigar los hechos más concienzudamente fuera mínimo. Ante la posible falsificación ya citada y la premura temporal, se estableció un operativo conjunto entre Agencia Tributaria, Policía Local y Policía de la Generalitat, como especialistas en espectáculos públicos.

Agentes de paisano
“Introdujimos en el lugar de los hechos a agentes de la Agencia Tributaria dispensados de uniforme y, en el momento en que se observó que iban a comenzar la actividad, entramos el resto”, según narran fuentes policiales, que añaden: “En ese momento, se detecta a un señor en un furgón manipulando botellas de bebidas alcohólicas”. Con un cuchillo, se forzaba el difusor del cuello de la botella o bien se manipulaba la bolita que algunas botellas llevan para evitar el rellenado, así que, “según los indicios y las líneas de investigación policiales, nunca se tirarían las botellas vacías, sino que se guardarían en la barra para posteriormente, por la noche, llevárselas, rellenarlas y ponerlas a la venta al día siguiente. Lo que pudimos ver y detectar el jueves es cómo se rellenaban botellas de marcas de cierto prestigio con alcohol de ínfima calidad”.
A analizar

“En principio es así”, matizan las fuentes policiales, dado que a cierre de esta edición la Policía Local no ha podido acreditar que “el líquido de las botellas se corresponda con ese alcohol de ínfima calidad o con garrafón”.
De ahí que todas las botellas intervenidas (unas cincuenta) vayan a ser enviadas a Subdelegación del Gobierno para su análisis. Una vez analizadas, “si se comprobase que ese alcohol está por debajo de los niveles de calidad que Sanidad exige para consumo humano, se instruirían las diligencias ampliatorias como delito contra la salud pública”. De momento, la instrucción versa como delito de estafa.

Una detención
Según la Ley de Seguridad Ciudadana, el establecimiento podría haber reanudado su actividad una vez “retirados los elementos que ponen en riesgo la seguridad de las personas”, derecho sobre el que se informó al administrador del establecimiento, el cual se niega a la reapertura. La operación se cerró con la detención del administrador único de la empresa y sigue en proceso de investigación.