Ángeles Martínez y Maite Aldeguer organizan todos los martes en el Centro Cívico, de 16 a 18 horas, clases de Patchwork (unir retales de tela para hacer diversas composiciones) abiertas a personas de todas las edades y sexos. El objetivo, además de divertirse, es colaborar con la Asociación Colibrí Santa Pola de Esclerosis Múltiple.
Ambas profesoras realizan una labor de voluntariado, que en noviembre cumple seis años, habiendo de pagar los interesados en participar un total de dos euros por tarde que acuden. Dos euros que van destinados íntegramente a Colibrí. “Puntada a puntada”, afirma Maite Aldeguer, “se va recaudando dinero para los usuarios de Colibrí”.
En pro de Colibrí
Lo que sí habrá de pagar cada asistente es su material, “pero la filosofía del patchwork es compartir. Por ejemplo, si alguien quiere hacer una casita, y necesita una pieza azul, se la puede pedir a cualquier otra persona que tenga un trocito. Aquí compartimos hilo, agujas, nos ayudamos a la hora de montar...”. De hecho, la idea de comenzar a trabajar en pro de Colibrí, “partió de nuestra profesora, pues en patchwork se comparte. Aquí no se cobra, sólo un precio simbólico para la Asociación”.
Apuntaban que, “en otros lugares, la clase más barata ronda los 45 ó 50 euros al mes”. En el Centro Cívico, “hasta facilitamos las fotocopias necesarias”. Con el patchwork se pueden hacer preciosos tapetes, bolsos, cojines, colchas, monederos, caminos de mesa, peluches... “de todo, hasta cuadros. Depende de la imaginación de cada uno”.
Y no hay labor demasiado grande pues, como bien indican, “nos ayudamos entre todos a coser”. Recordaba que esta afición está subiendo como la espuma, “pues llegamos a congregar más de 250 personas en la Glorieta en el encuentro de patchwork y, el año que viene, tendremos ya nuestra quinta edición”.