5 DE OCTUBRE: DÍA DEL DOCENTE
 

Al igual que una tierna rama, todo alumno es enderezable en las tempranas etapas educativas

 
Jueves 8 de octubre de 2015 0 comentarios
 

Bajo la bandera del Día Mundial de los Docentes, decretado como fecha por la Unesco el día 5 de octubre, el Periódico Santa Pola se ha propuesto realizar un repaso a la figura del docente, del profesor, del maestro, que tantas vidas ha cambiado y que tanto ha influenciado en la carrera no sólo profesional, también personal, de muchos de nosotros.
Y, como bien dice el dicho, la casa no se comienza por el tejado, sino por unos cimientos sólidos, que no son otros que la formación en la más tierna infancia. Miguelina Brau, maestra de P5 (Infantil 5 años) en el José Garnero , quiere poner de manifiesto que, últimamente, uno de los tres puntales de la educación, los padres, no valoran como deberían la calidad de la misma.
Desde su perspectiva opina que su principal interés, en líneas generales, es que “los niños estén atendidos. No valoran suficientemente el trabajo que se realiza con los niños en infantil”.
La figura del maestro tenía, por no decir estatus, un valor social. Actualmente, Brau opina claramente que ésta figura ha sido “denostada” y añade que “conforme han trascurrido los años, la valoración social ha perdido mucho”.
Las nuevas leyes han llevado a que los progenitores tengan un elevado nivel de protagonismo en la vida de los centros educativos. A este respecto, Miguelina Brau considera que “gracias a esta medida, y en el momento que los padres ven en qué consiste nuestro trabajo, aprecian más lo que hacemos”. Apostilla que en el momento en que se han realizado talleres y actividades con éstos “ha sido cuando más nos han valorado, pues saben en ese momento lo que implica nuestro trabajo, la atención que requieren los niños”.

Diversidad
A día de hoy, los centros educativos, especialmente los públicos, trabajan con un nivel de heterogeneidad de alumnos cada vez mayor. Distintas nacionalidades, colores, credos, razas, niveles educativas e, incluso, idiomáticos. Los maestros han tenido que innovar, adaptarse a estas nuevas necesidades educativas, fomentar la diversidad, “siempre teniendo en cuenta que las diferencias, en etapas tempranas, no son tan abismales”.
En Infantil, por ejemplo, “los niños cuentan con más espacios. Al tiempo que puedes centrarte en el alumno que está más retrasado, los otros pueden estar jugando. Cuando llegan a Primaria, eso ya no puede hacerse”. En Infantil es más fácil integrar, “pero conforme pasan los cursos, las diferencias se agravan y es más difícil”. Para lograr la integración y la atención a la diversidad de forma efectiva en todo el tramo educativo propone Brau “cambiar dinámicas, trabajar de otras maneras”.

Sin notas
Se está hablando de otros modelos educativos, especialmente por parte de Jesuitas, donde realizarán una evaluación sin notas, sin calificaciones. ¿Cree Miguelina que eso es posible y, además positivo? A todas luces sí. “Sería muy bueno”, afirma, “siempre que en casa se refuerce el trabajo. Para mí es más importante un niño trabajador que un niño inteligente. El primero va a conseguir lo que se proponga porque, dentro de sus posibilidades, va a conseguirlo. El muy inteligente, cuando llegue a cuarto o quinto de Primaria, ya se ha perdido”.
Motivar el interés es la herramienta estrella para esta docente que siempre busca que el niño tenga ganas de aprender. “Después, si tu lo motivas, podrá hacer lo que quiera”. Por otro lado, el trabajo en casa se ha criticado últimamente, pero su visión y experiencia le han demostrado lo contrario. “Cuando tuve la primera reunión con los padres les dije que todos los fines de semana les iba a mandar una cosita. Más que nada porque considero que tienen dos días y medio, por lo que, escribir su nombre, leer un cuento o hacer un dibujo siempre viene bien”.

Tiranía de la letra
Considera que España está anclada en la insistencia del modelo potencializador de la lectoescritura temprana, al contrario que Europa, que apuesta por la educación en valores, la socialización, “pero es que son los padres los que insisten, los que quieren que, con cuatro años, lean. Ya puedes decirles que eso no es importante, que lo que tienen que aprender es a jugar, a convivir, pero da la sensación de que la presión de la sociedad está orientada a la lectoescritura y las matemáticas”.
En Finlandia, de hecho, los niños están en casa hasta los seis o siete años, “juegan, toquetean… lo que es un trabajo muy importante, que conozcan el mundo. Aquí parece que tengamos miedo de que los niños pinten o jueguen en casa, porque manchan”. En el fondo, aseguraba, “queremos ir a lo clásico, a lo de hace cincuenta años. No se dan cuenta de que hoy en día los niños necesitan otras cosas, porque estamos en la era digital”.

Lo que siembras…
Corrobora, junto a otros docentes, que lo que se siembra en las primeras etapas educativas queda para el futuro. “Cuando llega un niños de tres años y trabajas con él ves cómo el que tiene interés por las cosas, el que tiene habilidad para las mates, para la comprensión, lo ves desde pequeño”.
Pero qué ocurre con el que no. Fácil, en etapas tempranas es enderezable: “coges a un niño pequeñito, que le cueste, si estás encima siempre lo puedes ayudar. Cuando llegue a quinto o sexto, sin trabajo previo y sin apoyo paterno en casa, cuesta. Se puede, pero cuesta”.

 

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