
El lunes día 7 de septiembre fue uno de los días más difíciles y cargado de sentimientos para todo el pueblo santapolero. En circunstancias normales, se habría llevado a cabo la tradicional Ofrenda de flores a la Virgen de Loreto; y los miembros de las comparsas y festers, vestidos con sus trajes tradicionales, habrían llevado sus ramos a la Patrona. Sin embargo, la situación de emergencia sanitaria en la que nos encontramos (y sobre todo, la cancelación de las Fiestas) obligaron a transformar el evento. El Patio de Armas del Castillo-Fortaleza se convirtió en un improvisado circuito, que todos aquellos que quisieran dejar sus flores a la Virgen debían recorrer, no sin antes aplicarse además gel y guardando la distancia de seguridad entre ellos. Además, los ramos debían depositarse en unas mesas que el Ayuntamiento había provisto para la ocasión.
La Ofrenda comenzó a las 10 de la mañana, y los miembros de la Cofradía de Pescadores fueron los encargados de colocar los ramos en una estructura situada alrededor de la imagen de la Virgen de Loreto, que se había situado para la ocasión a las puertas de la Capilla. Esto fue agradecido por los santapoleros, y muchos se emocionaron porque “nunca la habían tenido tan cerca”. La afluencia fue constante desde las primeras horas del evento, e incluso las floristerías del pueblo alegaron haberse quedado sin existencias hacia la mitad del día.
Los primeros en llegar fueron los concejales del Ayuntamiento y miembros de los grupos municipales, así como la alcaldesa Loreto Serrano y las reinas de las Fiestas con sus damas, tanto infantiles como adultas. La alcaldesa comentó que era un día “un poco triste”, porque la Ofrenda no se podía llevar a cabo como todo el pueblo y la Patrona merecían. Sin embargo, la coordinación entre los agentes de la Policía Local destinados para este fin y el respeto de los asistentes hacia las medidas de seguridad hizo que no se produjese ningún tipo de incidente.
Hasta las 22.00h que finalizó la ofrenda, cientos de personas (mayores, adultos, jóvenes y muchos niños) fueron pasando a dejar sus flores a la Patrona, a pedirle salud (sobre todo en estos tiempos tan complicados) y a desear por un año que viene con unas Fiestas como las de años anteriores. Fue una jornada realmente emotiva, en la que hubo muchas personas que se emocionaron al acercarse a la imagen de la Virgen de Loreto y poder verla, aunque fuese a la distancia reglamentaria, sin poder besarla y ocultos tras una mascarilla.