
Los Huesos, o Huesitos de Santo se remontan a siglos atrás como dulce para celebrar la festividad de Todos los Santos. Pese a que su nacimiento apunta a la zona de Castilla (unos dicen Castilla y León, otros Madrid…), su fama está extendida por toda la geografía española. Como casi toda la repostería y cocina patria, su porqué obedece al ciclo de la recolección de la almendra, que termina en noviembre. Por lo tanto, por aquel entonces ya se tenía la materia prima a un precio asequible. La tradición narra que fue idea de un monje benedictino, que la instauró para hacer olvidar a los ciudadanos la festividad pagana celta, quienes en estos días celebraban el primer día del año.
Su primera receta ya se cita en el “Arte de cocina”, de Martínez Montillo (cocinero de Felipe III), editado en 1611: “Hechos para conmemorar a todos los Santos y a todos los muertos, en los primeros días de noviembre”.
Complejos de realizar
Su complejidad y tardanza en la elaboración, téngase en cuenta que hay que hacer un mazapán en toda regla para, posteriormente, rellenarlo de crema de yema, hacen que sea más propio de los mostradores de las pastelerías y panaderías que de la cocina de casa. Qué mejor mostrador que los que Horno Carmen tiene en sus seis establecimientos. Y si queremos no pecar tanto, cabe recordar que, como típico, también tenemos los buñuelos.