Como cada 4 de agosto, un año más (y por desgracia son ya 17) los vecinos de Santa Pola quisieron rendir homenaje a Silvia Martínez y Cecilio Gallego, las dos víctimas mortales que provocó el salvaje atentado de la Banda Terrorista ETA, cuando posicionó un automóvil cargado de cien kilos de explosivo y metralla junto al Cuartel de la Guardia Civil. La sinrazón de estos salvajes segó las inocentes vidas de Silvia, de tan solo seis años de edad, y de Cecilio, de 56. Sus padres, amigos, vecinos y visitantes se dieron cita en la plaza de la Diputación para demostrar que su memoria no ha caído en el olvido y que el dolor por su pérdida sigue presente en nuestros corazones.