INVESTIDURA
 

Aramí Aquino y Alexander Cortés, cofrades desde la cuna (o casi)

 
Jueves 17 de abril de 2014 0 comentarios
 

Alexander Cortés cumplió su primer año de vida el pasado viernes. El sábado fue investido y será uno de los tamborileros más jóvenes que procesionará con el Cristo Yacente y Ecce Homo a lo largo de estos días. Su madre, Graciela Moeckx, es una de las costaleras del Ecce Homo. La historia de la familia del pequeño está sólidamente arraigada a la Semana Santa santapolera, de hecho, la madrina del pequeño es jefa de tambores de la cofradía y, su padrino, es presidente de la Junta Mayor de Cofradías.
Aramí Aquino, con cinco meses de edad, es hija de Keka Bonmatí, también participará como tamborilera en la Cofradía del Cristo Yacente. Del mismo modo, padrino y madrina están engarzados en la Semana Santa local, él como jefe de tambores del Cristo Yacente, ella es miembro de La Dolorosa. Además, el padre de la criatura es costalero en el Cristo Yacente.Keka ha formado parte de su cofradía desde recién nacida. Por su parte, Graciela, participa en las procesiones desde los diez años de edad. “Mi pareja”, añade ésta, “no participa en la Semana Santa. Bueno, así se lleva al niño a pasear mientras nosotras procesionamos”. Las dos confiesan que “se vive diferente esta época cuando la familia está implicada”. De hecho Keka añade que, en su casa, “todo comienza mucho antes. Sacar los trajes, plancharlos, acudimos a misa... No es sólo la procesión, también la preparación de todo es muy bonito”. Para Graciela, el momento mágico de la Semana Santa llega “al final, cuando, en la puerta de la Iglesia, levanto el trono”.
Una tradición, por tanto, creada a base de pequeños actos y grandes sentimientos que, según Graciela, “es difícil de transmitir a todos aquellos que quedan fuera del círculo de la familia. Es ésta la verdadera encargada de mantenerla”. Sin embargo, cada vez más entra sangre nueva a renovar las cofradías, gente joven que se anima a participar y engrandecer más la historia y la cultura local. “Pero”, apunta Keka, “la gente joven no vive tanto la religión. Cada vez menos. Por otro lado, todas las cofradías tienen un buen número de costaleros y de tambores. Pero, penitentes, pocos. La gente joven no quiere participar de esta forma”. Coincide en este aspecto Graciela, quien asegura que esto es algo común a todas las cofradías.
Finalmente, ambas esperan con ilusión la llegada del momento en que los pequeños “puedan aguantar la caminata con sus tambores”.

 

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