Pasada la Navidad, hacer esta pregunta no tiene sentido, pero yo me la hago para mí, y para el quien quiera hacérsela. No voy a meterme en lo que dicen los teólogos, los filósofos y algún fuera de serie que ha llegado a decir que la religión es el “opio del pueblo”.
Todo lo que hoy está pasando en España de crisis, paro, corrupción… no es nuevo, desde un principio ha existido. Ya caín mató a Abel. Y esto ocurre en el mundo entero y se ha intentado resolver, como ahora, con guerras, quemando contenedores, etc.
Pues bien, Cristo nació para poner orden y enseñar a convivir y ya antes de nacer molestó a José, a Herodes y, luego, al Sanedrín, a Pilatos, incluso a los apóstoles como Pedro, que le negó, Judas, que lo vendió y los demás…. Hasta que le llevaron a la cruz, donde sus últimas palabras fueron: “Padre, perdónalos pues no saben lo que hacen”.
Esto es lo que ocurre hoy: que no lo conocemos y nos quedamos con cuatro que tienen la misión de cumplir lo que Cristo dijo: “Id por todo el mundo y enseñar lo que yo he dicho y vivido”. ¿Y qué ha pasado? Pues desde que Constantino quitó la persecución ha habido de todo. Muchos se han aprovechado y, bajo la capa de Cristo, se vende marisco, se hace turismo como en Semana Santa, que es tanto como decir: qué bien, se ha muerto mi padre y yo no voy al colegio.
Lo que ha dicho Cristo que hacemos para ser feliz, convivir, brilla por su ausencia. No todos, pero sí la mayoría. Ahora el Papa, que ha abierto los ojos, está intentando poner orden. Se contentan sus sucesores con poner tres años para hacer la Primera Comunión y última. Muchas veces bautizan como costumbre. Algunos se casan sin tener en cuenta que Cristo dijo: “hasta que la muerte os separe”. Que nos pasamos la vida echando la culpa a los otros, porque el pecado ya no existe. Todos somos perfectos y he estado en unas treinta parroquias y hay un mueble que está siempre cerrado: el confesionario.
El católico no tiene idea y dice: “¿Por qué tengo que ir a decirle a un hombre mis cosas?”. Pero sí se las decimos al psicólogo, pues una de las enfermedades que están al día es la ansiedad, la depresión….
Todo viene de lo mismo y yo, cuando el día 25 de enero de 2014 entré a la madrugada en una entidad financiera y vi a un hombre acostado sobre cartones y tapado con una manta, me hizo pensar en que Cristo hoy hace más falta que nunca, ya que Él no vino para hacer un partido, un sindicato, vino para decir que el amor, la paz, la justicia, es fundamental para convivir y lo que Él dijo no está anticuado, todo lo contrario.
Y termino: todo lo que Cristo dice parece para otro mundo, pero no, es para este. No habrían guerras, divorcios, hambre. No se diría la barbaridad de decir que “el aborto es sagrado”. Ésa es la misión de los cristianos y no vale decir como me dijo un cura: “es que los tiempos actuales…”. Eso podría haber dicho Cristo, pero se enfrentó, aunque le costó la cruz. Qué lástima que seamos todos tan tercos, yo el primero, y nos creamos las palabras que ayer vi en una pancarta: “yo con mi cuerpo hago lo que me da la gana”. Y no me meto en política, Dios me libre, ni en los bancos y cajas, que con la letra pequeña y ver las mentiras en sus fachadas.