Jordi Vaño
 

¿VERGüENZA O SIN VERGüENZA?

 
Jueves 8 de octubre de 2009 0 comentarios
 

omo estudiante universitario que soy intento cumplir con las obligaciones que pertenecen a tal estado. Por tanto, después de algunas sesiones de trabajo, unas más duras que otras, llega el momento de relajación: coger el autobús, cenar (porque tengo horario de tarde) con la familia, gozar un poco de la comodidad del sofá de casa para más tarde dormir relajadamente en la cama. Consiguientemente, el día siguiente será mucho más fructífero, según explican las personas que trabajan para que nuestro estudio sea más eficaz y solvente: psicólogos, psicopedagogos, etc.
Desafortunadamente, esto no funciona así, aunque lo digan los expertos. Al menos, no así lo intenta nuestra “querida” compañía de autocares (única compañía) de la localidad. En primer lugar, dar a conocer a todo lector que el precio para un estudiante que hace 100 Km. desde una localidad alicantina (el nombre no importa porque en todos los lugares ocurre de parecida manera) en autobús es de 1’50 €, para otro estudiante que recorre unos 20 Km. desde otra localidad alicantina en autobús es de 1’30 €, y así podemos contar con innumerables casos. Adivinen el precio que un estudiante debe pagar por viaje si quiere “viajar” desde Santa Pola (y ahora sí nos interesa el nombre) hasta la Universidad de Alicante…pues casi aciertan, se han quedado cortos, porque el precio de ida es de 2’70 € (luego paga el de vuelta).
En segundo lugar, y por si fuese poco, el horario no es flexible puesto que disponemos de tres autocares que nos lleven a dicha universidad: dos de turno de mañana y otro para el “turno de tarde”, en teoría. Y digo en teoría porque el horario de tarde del universitario es de 15.00 h. a 21.00 h. y el autobús sale a las 14.45 h. para llegar a la universidad a las 15.10 h. (sin que hayan retrasos, cosa que nunca ocurre). Resultado final: el estudiante llega tarde a sus clases. En tercer lugar, informaros de que tanto yo como algunos compañeros más perdimos el autobús de regreso, cosa que implica que te quedas prácticamente solo en el Campus, a las diez de la noche y lloviendo como llovía en Alicante hace unos días…llegamos a casa a cenar a las once de la noche, con lo cual ya no disfrutas de ese espacio para relajarte porque vuelves en tensión. No comenté que llevábamos dos horas esperando un autobús en una parada en la cual debe pasar el autobús, es decir, no lo podíamos perder. Se “escapó” por otra variante.
Finalmente, y para que no sirva de precedente, el día siguiente preguntamos al chófer donde nos recoge y este agradable hombre nos contesta que “el autocar da toda la vuelta al Campus” (cosa desconcertante cuando el día anterior nos encontramos con que no llegó a una de las paradas de éste). Por tanto, y a raíz de la contestación esperamos el autobús en otra parada más cercana a la entrada del Campus para asegurarnos bien…el autobús ha vuelto a desaparecer.
Me gustaría transmitir el sentimiento de algunos estudiantes que pagan un “bonobús estudiante” de 41 eurazos para un Sr. que no se preocupa por sus clientes (de Santa Pola, localidad de la cual este Sr. es Concejal). Es normal, puedes elegir: Autocares Baile o irte a pie.

Jordi Vaño

 

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