Esa es la pregunta que me hago yo y muchos ciudadanos cada vez que tenemos que ir a Alicante. Tenemos un servicio deplorable, caro, tercermundista y al borde de la legalidad. Por supuesto este artículo lo escribo después de escribir una queja formal en el libro de reclamaciones de la empresa Baile S.A. en sus oficinas de Alicante. ¡Ya estoy harto!. Casos concretos: En el horario vienen indicados qué buses disponen de servicio para minusválidos. Pues ¡se lo pasan por el forro! He visto como los minusválidos tienen que pelearse con los conductores del servicio para montar en el bus. Al final el conductor sube al minusválido quejándose “Me ha hecho sudar” decía el sinvergüenza.
Pero lo vivido la semana pasada roza la legalidad en varios aspectos. El autobús llega a su destino con 40 minutos de retraso, por si fuera poco la mitad del trayecto se la pasa hablando por el teléfono móvil, cosa que es ILEGAL y que pone en peligro la integridad de los viajeros. Me acerco al conductor para pedir una hoja de reclamaciones y me recrimina que porqué motivo. ¿No te queda claro? Finalmente no me la da porque no dispone de ella. ¡La ley obliga a llevarlas y no se pueden negar a entregarlas!. Pues nada, me toca patalear en la oficina de la estación para que me la den. ¿Y si llega a ser al revés y el destino es Santa Pola? 2 irregularidades en un viaje de 30 minutos. ¡Record! Por si fuera poco, o tragamos o tragamos ya que el servicio en exclusiva lo tienen ellos, y por el que tenemos que pagar más de 2€. El doble que otros servicios idénticos en recorrido con otra empresa. Y encima con autobuses donde los viajeros van hacinados, como en un campo de concentración. ¿No se os cae la cara de vergüenza?. Os animo a quejaros formalmente mediante las hojas de reclamaciones que están obligados a disponer y a entregar a ver si se toman medidas. En estas condiciones. ¿Usamos transporte público?

Ricardo Balmaseda Muñoz