Joaquín Ramón García
 

LEY DE LEYES

 
Viernes 17 de mayo de 2013 0 comentarios
 

Nadie pone en duda la legitimidad que tienen las personas, sean quienes sean y pertenezcan al partido político que deseen, para salir a la calle a manifestarse contra quién quiera, y clamar lo que le venga en gana, siempre, claro está, dentro de las normas que nos deparan las leyes, el respeto a la propiedad privada y, dentro de los más elementales comportamientos, de la educación. Todo ello no lo pongo en duda y, es más, estoy totalmente de acuerdo con ello.
Cuando, gracias a Dios, se acabó la dictadura de Franco, más de cuarenta años padeciéndola, todos los partidos políticos plasmaron en un documento, llamado Constitución Española, y conocida como la Ley de Leyes, las normas de comportamiento de todos los ciudadanos españoles, que fue aprobada por una gran mayoría, y refrendada por las Cortes el 31 de octubre de 1978, con la ilusión y esperanza de que pudiéramos vivir en paz, olvidándonos de todo lo malo que unos y otros pasaron durante y desde que terminó la guerra civil.
Pues bien, esa Ley de Leyes, a la que llamamos, repito, Constitución española, en “el Artículo 1, del Título Preliminar, dice: 1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que promulga como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. 2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. 3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.” De estos tres puntos voy a hablar ahora, de manera clara para que todo el mundo me entienda.
Me cabrea, que muchos que claman por la libertad de expresión, amparándose en lo que dice la Constitución, sean los mismos que la desprecian, cuando a ellos no les conviene. Por ejemplo. La Constitución, dice en el Artículo 20, punto 1, letra a), “que se reconocen y protegen los derechos de los ciudadanos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”. Así, cuando desde algún medio se les critica la forma violenta de hacerlo, ellos, enseguida, se escudan en que la Constitución les ampara. Muy bien, pero cuando se les dice, por otra parte, que la Constitución también garantiza la participación ciudadana en el Parlamento, a través de la elección libre y democrática de sus representantes, allí están ellos para decirnos que esta democracia es una falsa, que ésta democracia que tenemos no es una democracia real, porque a ellos no los representa nadie, y que lo que hay que hacer es acabar con el Gobierno -legalmente constituido-, por las buenas o por las malas, de una forma o de otra. Y así andamos, con esta gente, campando por sus respetos, amparados por esos partidos políticos, con una ideas que provienen de la época de Stalin, cuya misión en la época actual, es la de vivir del cuento, de la mentira y, en ocasiones, de la guerra callejera. Y esta es la pura realidad.
Veamos tres ejemplos claros. Los desahucios, inventados y amparados en época socialista, en la que alcanzaron el mayor auge. Segundo, las preferentes, el engaño a los mayores inventados por el Banco de España en tiempos de ZP. Y tercero, el paro. Todo empezó con Zapatero, cuando de los dos millones y pico de desempleados dejados por Aznar, pasó a los cinco millones y medio. ¿ Qué hacían o a qué se dedicaban estos señores de la calle en esos tiempos? Nada; nada de nada. Apropiarse de casas deshabitadas y vivir del cuento, que lo hacen de maravilla. Porque los parados decentes, los que de verdad lamentan su situación, lo que quieren es volver a trabajar y se empeñan en ello, sin apropiarse del insulto fácil. ¿ O es que alguien duda hoy que si a la mayoría de esta gente que se pasa la vida en la calle, metiéndole fuego a los contenedores y rompiendo el mobiliario urbano se les ofreciera un trabajo, lo iba a aceptar ? Por favor, lo primero que harían sería coger cualquier avión y salir huyendo de España.
Y finalizo. Yo, que no faroleo de monárquico, me revientan los que hoy se dicen republicanos que por el simple hecho de sacar una bandera tricolor a la calle, pretenden con ello que dejemos de gritar de corazón y respeto Viva España cada vez oímos el himno o nos sentimos españoles por un determinado hecho que engrandece a nuestra Nación. Éstos, ni saben ni conocen la verdadera historia de España, lo que hace que yo me sienta español y a mucha honra.

 

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