abiendo cómo son las cosas, y que aunque comiencen la inscripción a partir de las 09,30 horas hay que ir temprano si se quiere conseguir vacante, llegué a la puerta de la Casa de la Cultura a las cinco de la mañana. Repito para que no se sospeche un error tipográfico: Cinco de la mañana. Cuatro horas y media antes que comenzaran a atender -Ya había unas diez personas que habían madrugado más que yo.
Los interesados se llevan sillas, tumbonas, se sientan en el suelo, llevan su bocata para sobrellevar las cuatro-cinco horas de espera, deben ir a los aseos de los pocos bares que a esa hora están abiertos. La quietud, el malestar del cuerpo por el madrugón, la brisa proveniente de la sierra que corría por la calle Victoria y el cansancio en las piernas de los que no tuvimos la precaución de llevar algo para sentarnos, creaban una mezcla anímica que, por decirlo suave, indignaba.
Destaco que mucha gente mayor hace la cola para sus hijos o nietos, así estos pueden descansar correctamente, ya que luego deben concurrir a sus ocupaciones habituales. No puedo creer que la persona responsable de los hechos descritos sepa las penurias que esta modalidad genera. Me inclino a suponer que, no es consciente de las molestias que causa, y que se repiten todos los años.
BUSQUEMOS SOLUCIONES. APORTEMOS IDEAS.
1) ¿Sería factible que los alumnos que aprobaron un curso y que desean continuar en el siguiente tengan la inscripción asegurada? Atención: Previo pago de la cuota correspondiente, en un plazo a determinar y que, en caso de no abonarlo dentro de la fecha estipulada, la vacante quede libre para asignar al interesado que llegue primero.
Si es posible hacerlo así, todos los alumnos que desean continuar sus estudios ya no tendrían que pasar por la incertidumbre de conseguir o no vacante y todas las molestias mencionadas -y son muchas personas.
2)Los cursos son pagados y, los profesores son solventados con el aporte de esas cuotas o, en el peor de los casos, un buen porcentaje de sus nóminas. La entidad oficial aporta la infraestructura donde se dictan las clases. Un razonamiento elemental indicaría que ante una mayor demanda se debe incrementar la oferta, ergo, ¿es posible aumentar la cantidad de cursos de las especialidades más solicitadas?
Tengamos en cuenta que, varios cursos que se dictan cumplen una función social que es que el conjunto de la población tenga los conocimientos básicos que requieren los tiempos que vivimos.
Sé que no siempre las cosas son tan fáciles como parecen. Es por eso que dejo abierta la posibilidad de que mi enfoque no sea correcto. Si bien no me atribuyo la representación de ningún grupo, afirmo que por las conversaciones generadas en esas cuatro-cinco horas de espera, somos muchos los que opinamos parecido.
En consecuencia creo que nos merecemos que, si es posible por este medio, se nos explique porqué ocurre esto. Porqué no se adoptan otros mecanismos y - ojalá así sea-, cuáles son las soluciones que se implementarán en el futuro