En primer lugar, decir únicamente que se agredece el recuperar la tranquilidad tras el verano. El segundo, que lo mismo que se han marchado los veraneantes se han ido las esperanzas. Santa Pola sigue oliendo a pis, al menos muchas de sus calles. No sé si es porque no ha dado tiempo a limpiar todo bien, bien o porque aún queda mucho señor que vive aquí y que no saca a su perrito con una botella de desinfectante en la mano.