El pasado martes 6 de diciembre debiéramos haber celebrado de forma institucional el día de la Constitución. Nuestra actual Constitución cumplía 38 años. 38 años desde que nuestros padres y madres se movilizaron para llenar las urnas que se repartieron por todo el territorio español para votar el actual texto de nuestra Carta Magna, pero no votaron únicamente su articulado sino que votaron por sus valores, por la libertad y, sobretodo, por la democracia. A ellos debo agradecer el haber nacido en Democracia.
En mi opinión nuestra Constitución de 1978 es una gran Constitución. Soy consciente de que hay que modificarla o, mejor dicho, modernizarla; pero no olvidemos que garantiza valores tan importantes como la igualdad, la libertad, la unión y la solidaridad. Valores que son necesarios en cualquier sociedad avanzada.
Y digo convencida que fue un éxito, pues con ella se asentó firmemente un Estado democrático de derecho tras años de dictadura, se estableció un nuevo marco jurídico que permitió modernizar toda la legislación interna de un viejo Estado burocratizado y se facilitó la entrada de España en la actual Unión Europea. Por ello creo que puedo decir que nunca, en un periodo de tiempo tan breve, España había avanzado tanto en convivencia cívica, progreso económico, bienestar social y apertura al mundo.
Otra prueba de su éxito es que solo se ha reformado levemente en dos ocasiones. Pero tras tantos años de vigencia, surge la sensación de la necesidad de su modificación. No creo que signifique que toda ella haya quedado desfasada y debamos iniciar un nuevo proceso constituyente, sino que se trata de modificar, de acuerdo con los procedimientos de reforma que ella misma regula, algunos de sus preceptos o añadir otros nuevos, para así poder superar determinadas disfunciones y mejorar el funcionamiento del sistema.
Por ello, cada 6 de diciembre debemos celebrar la democracia y consolidar nuestros valores. Debemos recordar nuestra Constitución, con la que hemos logrado tener el mayor periodo de paz, progreso y prosperidad de toda nuestra historia.