Ha fallecido sin siquiera decirme adiós.
Tengo 71 años, igual o casi igual que este amigo del alma. Se me ha muerto el mejor amigo del alma, no sólo para mí. Ha sido alguien sin parangón para todo el mundo que lo ha tratado. Ha sido una persona que ha ayudado a curar la psoriasis sin nada a cambio. Pero él lo ha hecho sin engañar a nadie. Por ese motivo, yo lo tendré siempre en mi memoria.
Daniel Díaz Díaz