El consumo moderado de vino está mundialmente reconocido como clave para una alimentación sana, constituyendo junto al aceite de oliva, uno de los pilares esenciales de la dieta mediterránea.
Desde la más remota antigüedad es conocido el carácter mágico, medicinal y terapéutico del vino. En “El Génesis”, del antiguo testamento, libro del origen de la vida, menciona la viña y el vino. Hipócrates, manifestó: El consumo moderado del vino, (un máximo de dos copas al día) es contemplado como bebida saludable para el ser humano; como podemos deducir al analizar las afirmaciones realizadas por esta persona de renombre universal, el vino tomado como un componente de una alimentación sana (como el régimen mediterráneo), puede tener efectos protectores muy importantes, previniendo diferentes enfermedades crónicas.
Hoy la educación del consumidor es muy importante a fin de enseñarle los efectos positivos o negativos de un consumo moderado o excesivo de vino.