Eladio Martín Galpena
 

LA BATALLA LABORAL

 
Viernes 20 de noviembre de 2015 0 comentarios
 

Tras muchos años de esfuerzo, he conseguido terminar mi formación. Han sido años de duro sacrificio personal: amigos, familia, pareja... pero, a día de hoy, puedo decir que soy el orgulloso poseedor de un título universitario... con mis 35 años. Bueno, quien dice título dice certificado de notas, que viene a ser lo mismo y no cuesta tan caro el imprimir. Ahora se supone que puedo optar a un buen empleo, a algo relacionado con mis estudios, muy demandandos en los países centroeuropeos. Me siento motivado en la búsqueda de trabajo, aunque tenga que seguir manteniendo el actual hasta que encuentre algo. La casa, la comida y la niña no se mantienen del aire, por mucho trabajo basura que tenga mi mujer.
Sin embargo, cuál es mi sorpresa cuando todo lo que recibo son negativas constantes, ofertas que desean mi nivel de estudios pero que no se corresponden con el pago establecido por ley. Onerosos colegios que tampoco es que tengan una bolsa de impacto y, aquí viene lo gordo, me dicen que no cuadro en el perfil por la edad que tengo... que quieren alguien más jóven... con menos vicios.
¿Vicios? Yo me pregunto si tener experiencia laboral en otros ámbitos (no citaré cuales) es un pecado; si la experiencia vivida y los problemas resueltos no ayudan en todos los ámbitos laborales y si la extrapolación de situaciones no pueden ayudar a desempeñar mejor tu trabajo.
Sin embargo, me estoy dando cuenta de que el empresariado demanda, únicamente, principiantes lobotomizados que digan a todo amén y firmen sin preguntar.
Vistas las cosas, me estoy pensando seriamente coger las maletas y emigrar, con lo que nos cuesta salir de nuestras españas. Pero, ¿qué hago con la niña, la familia, la estructura que hemos creado? ¿Lo tiro todo a la calle y salgo a buscarme la vida? ¿Realmente queremos crecer como país cuando todo el talento sale fuera?
Todas estas y más preguntas me asaltan y fuerzan a perder la esperanza. De momento, seguiré buscando oportunidades, intentando rentabilizar mi nivel de estudios y mis ganas de prosperar, de realizarme con un trabajo que siempre he soñado. Sin embargo, mucho me temo que la batalla puede estar perdida.

 

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