Soy la señora que pone las banderitas a las cacas de los perros. Agradezco que mucha gente se han concienciado y, ahora, las recogen. También llevan sus botellas con desinfectante. Recogen y limpian los excrementos. En tres años ha habido una mejoría impresionante. Por eso les doy las gracias. Pero sigue quedando algún guarro, porque sólo hay que mirar las esquinas de las calles, las papeleras, los contendores, las chapas desgastadas por el orín. Señales que se caen porque están corroídas. Por no hablar del olor a pis en muchas calles del centro… y de lo que no es el centro.
A todas estas personas que no se han concienciado todavía, que tomen nota. Y a la Policía, que les multe, a ver si aprenden. Entre todos tenemos que conseguir un pueblo más limpio. Somos un pueblo turístico y tenemos que dar una imagen. Un ejemplo. Es un pueblo muy bonito y por culpa de algunos guarros perdemos esa imagen.