La Cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía y Cruz del Mar agradece a todo este nuestro pueblo las muestras de fervor, cariño y respeto que, una vez más, se han hecho patentes en la ceremonia de la bajada del Cristo y posterior Besapié, que tuvo lugar en la Iglesia Parroquial el pasado día 16 de marzo. También quiere mostrar su agradecimiento a tod@s l@s componentes de la Cofradía por su excelente comportamiento durante todos los actos programados con motivo de la Semana Santa: Cruz de Guía, Tambores, Porta Estandartes, portador@s de Las Palabras, Penitentes, Costaler@s, Mantillas, Alumbrantes de Promesas y cómo no, a todos nuestros Cofrades de Honor, que entre otros lo es la Policía Local, que tan estrecha relación mantiene con la Cofradía desde su fundación, en los albores de los años 80.
Nuestro agradecimiento también a los trabajadores de Servicios Generales por su inestimable ayuda para poder realizar la entronización del Cristo en el Trono Procesional. Igualmente, agradecer al Ayuntamiento el apoyo que siempre hemos recibido y seguimos recibiendo.
También, y desde el corazón sincero de cada herman@ de nuestra Cofradía, nuestro agradecimiento y recuerdo perpetuo a tod@s nuestr@s Herman@s Cofrades que ya están gozando de la Compañía del Santísimo Cristo de la Agonía, en la Semana Santa del Cielo. DEP.
Es tradición desde hace muchos años que la noche del Viernes Santo y desde ese Balcón tiene a bien cedernos la familia Pérez Martínez (Juande), para que desde esa magistral plataforma, la voz, la garganta y el corazón de Bernardo Ortega Heredia, dedique esa oración cantada que es La Saeta y que, de una forma magistral y con esa voz inconfundible, él le canta y le reza su Cristo de la Agonía. Este año, al llegar el Cristo a ese balcón, se hizo el silencio y la gente se preguntaba por qué no se cantaba La Saeta en el balcón del Juande. Muy sencillo, el cantaor del Cristo estaba convaleciente de una reciente intervención médica y los doctores le recomendaron que, lo mejor, sería que este año cantara en silencio. Pero, en breve espacio de tiempo, estará como siempre y su voz volverá a sonar para cantarle a su Cristo, el Protector de la Cofradía.
La Cofradía podrá hacerle ese merecido homenaje que estaba listo y dispuesto en los prolegómenos de la Semana Santa y que no se pudo celebrar al coincidir en el tiempo con la intervención médica, ésta fue la causa de que este Viernes Santo “el balcón guardara silencio”.