Otra jornada decepcionante en el campo del Sporting Saladar, redundante e insistente en los errores. Fue un encuentro en el que antes del gol local, se dieron tres ocasiones claras de avanzar en el marcador, mas no fueron consumadas, una tónica cuya persistencia comienza a pesar demasiado, sobre todo cuando el contrario cristaliza con facilidad sus chutes a puerta.
El partido comenzó como siempre, el Bahía avasallaba y, en su primer contacto con el esférico, creó una gran oportunidad de marcar que no pudo ejecutarse. Tras varios descuidos, en el minuto 17, el balón llegó al número tres del equipo contrincante tras un corner que cruzó como un bólido la espesa maraña de jugadores; con lo que sólo hubo de empujar la pelota contra la red para lograr transgredir la portería.
Nada más tuvo lugar el saque de centro, un despeje largo de la defensa rival hizo llegar el esférico al delantero de su equipo, no antes de que los guardianes santapoleros fallaran en su intento de controlar la jugada, lo que desembocó en un pepinazo para Pazos que poco pudo hacer para frenarlo ante la incredulidad de la afición marinera. Hasta el pitido del descanso, el terreno de juego acogió una retahíla de ocasiones para el Bahía, como el chute de Tuñet que golpeó el larguero contrario.
En la segunda parte, más de lo mismo, acoso y derribo contra la meta del Sporting que no dieron fruto alguno hasta el minuto 89, cuando Paloma robó el balón y, ante la salida del cancerbero adversario, realiza una bonita vaselina que, después de todo, quedó hermosa pero solo sirvió para adecentar el resultado final, 2-1, para lamento del Bahía.