La garra. Eso que define como nada al Bahía Femenino, es lo que se buscó en el partido del sábado frente al Monóvar. La garra estaba en busca y captura y nadie logró entregársela a las santapoleras, en una tarde que no era muy idónea para jugar al fútbol. El cansancio se veía reflejado en cada palmo de terreno de juego conforme el tiempo corría en el marcador. Así pues, sin garra pero con alma saltaron a Salinetes frente a su afición.
El Monóvar las esperaba con ganas. Son rivales directos por la permanencia en Primera Regional y era un partido importante para conseguir los puntos. En el partido de ida ganaron las monoveras por un 2-1 y eso hacía que el Bahía quisiera más que nunca la victoria. Pero nada salió como esperaban. Cuando las cosas no salen bien, no se puede hacer nada por cambiar el rumbo de un encuentro que iba a la deriva. Las santapoleras empezaron bien, evitando que llegaran con demasiada claridad y atacando para perforar la portería. Pero la marea amarilla comenzó demasiado pronto, exactamente en el minuto 12, cuando con un disparo envenenado enviaban el balón al fondo de la red. Ese fue el tiempo exacto que tardó Lara en mandarle un pase perfecto a Laura, que entraba por la banda derecha, y anotaba un bonito gol que levantaba las esperanzas de las jugadoras. Aunque ya no se volvió a mover el marcador en el tiempo que restaba de la primera mitad.
Cuando pasaron los 15 minutos correspondientes al descanso parecía que se estaba viviendo un partido totalmente diferente a partir del 51, cuando el Monóvar se volvía a adelantar en el marcador. Ellas conseguían el segundo gol, pero a costa de hundir a las marineras en las profundidades de la desolación. A partir de ese momento no fueron capaces de reaccionar. Se las veía perdidas por el campo, sin posibilidad de empatar ni de encarrilar de nuevo esta ‘final’. Y eso lo aprovecharon muy mucho las visitantes, que acechaban la portería de María. Sin acierto, eso sí. Cuando la colegiada señaló el final del encuentro, con ese 1-2, se vivió un ambiente triste por el resultado y por lo que se vio sobre el terreno de juego.
La afición no está acostumbrada a ver a las guerreras sin esa energía y sin esa lucha que llevan en el ADN, pero hasta los mejores equipos tienen sus días malos. Tan solo hay que remontar el ánimo y pensar en todo lo bueno que han ido logrando en este sueño común. Que este fin de semana no haya jornada liguera ayudará para recuperar la dosis de entrega propia de ellas. Para renacer con más ganas, más hambre, más fútbol y fe que nunca. Porque ellas son capaces de eso. Porque ellas son las verdaderas guerreras de todo esto.