ARTE
 

Van Gogh el pintor de lo íntimo y de lo mundial, en el Castillo-Fortaleza

 
Viernes 29 de julio de 2016 0 comentarios
 

Este viernes se cumple el aniversario de la muerte de Van Gogh y con él, este medio ha tenido acceso a una visita en exclusiva a la exposición ’Van Gogh or not Van Gogh’, que seguirá en el Castillo hasta el 11 de septiembre y que, en sus dos primeras semanas de vida ha cosechado ya 2.000 visitantes. El comisario artístico de la muestra, Valeriano Venneri, equipara al artista holandés con otros grandes pinceles como Picasso y Da Vinci y a la exposición con las de Caravaggio y El Bosco en Madrid.

La vida de Van Gogh es "maldita y breve" y, por tanto, "revolucionaria", como lo fuera la de Caravaggio o Modigliani. Es por ello que Van Gogh concentra su creación en diez años. De Holanda a Bélgica, a Inglaterra y termina su vida en Arlés, sur de Francia, por lo que pudo beber de diversas fuentes artísticas y crear un estilo tan propio que fue una de las causas de que en toda su vida sólo vendiera un cuadro, "quizás por la bravura de su hermano Theo, que era marchante de arte", apunta Venneri.

Ya en la primera sala, el espectador queda abrumado por un cuadro atribuible al genio holandés en el que sobresale el trazo violento, espeso y definido de los cipreses y el cielo, "realizado incluso con sus dedos". Van Gogh "va más allá de los impresionistas, mientras éstos querían captar el instante,Van Gogh plasma la eternidad, su interior", tanto por la temática con el ciprés como símbolo del viaje hacia la otra vida, como por el uso de los contrastados colores. En esa misma sala se trazan los primeros rasgos psicológicos de Van Gogh, que reniega de su apellido y de su país natal.

Las dos siguientes salas muestran una recopilación de libros, fotografías e impresiones de la época de Van Gogh procedentes de coleccionistas franceses. Sobre las paredes cuelgan reproducciones de las fotografías que alberga la vitrina y sobre cuya realidad Van Gogh basó parte de su obra. La vitrina de cristal, a su vez, guarda celosamente una Biblia protestante (que Van Gogh leía con delectación) en francés e incluso obras de Zola, todo un tesoro bibliográfico que, como afirma Venneri, "ha costado mucho recopilar".

Fuentes pictóricas
Las fuentes pictóricas de Van Gogh también tienen cabida en esta exposición. Millet fue uno de sus maestros, aunque Van Gogh obvió el acento romántico que Millet imprimía a sus obras. Otra de sus inspiraciones fue el arte oriental, como también lo hicieron Gaugin y Toulouse-Lautrec (la "generación beat" de la época, según Venneri), artistas todos ellos atormentados que buscan la salvación y la fuga en la lejanía orientalista. Van Gogh tuvo acceso a los grabados orientales, como los de Okusai, gracias a su hermano Theo, que era galerista de obras de arte, explica Venneri. Del orientalismo, Van Gogh toma el movimiento al que une el uso del color y la expresividad de los personajes, "en busca siempre de una psicología, evasión e intimismo que lo aleja de los impresionistas".

El pintor de las vertientes
Van Gogh es el pintor de las dos vertientes, una vertiente íntima "plasmada en los retratos y en los vasos de flores y una vertiente abierta a las experiencias mundiales", tal y como sostiene el comisario artístico de la exposición. Van Gogh es poliédrico, pues en su apertura a influencias mundiales, se acerca a lo oriental, pero también bebe de los moldes clásicos, de la escuela flamenca, de Rembrandt, como lo muestra la oscuridad y psicología de sus retratos y la alusión a personajes desfavorecidos pertenecientes al pueblo llano, cuya situación de pobreza y sufrimiento vivió Van Gogh directamente durante su trayectoria como pastor protestante.

"El retrato es lo que más apasiona a Van Gogh", afirma Venneri, "todos hablan de sus naturalezas muertas, pero creo que es importante ver los detalles que muestran el sufrimiento, la expresividad, la carga psicológica, cuyos orígenes pueden encontrarse en Leonardo Da Vinci, con todas las diferencias entre ambos, obviamente", añade el comisario artístico. Por su parte, la naturaleza es el segundo bastión de su obra, y es muestra de la oscilación entre el intimismo y el mundialismo, como su obra, Flor del Almendro, mientras los Girasoles son la búsqueda de la salvación en el sol. Una salvación que Van Gogh "estuvo buscando toda su vida, pero que consiguió de manera póstuma con la fama tras su muerte".

Un solo cuadro
Nuevas formas pictóricas y un trazo más allá de los moldes canónicos así como la plasmación de los sectores desfavorecidos bien pudieron ser dos de las causas de que el público burgués con poder adquisitivo diera la espalda al holandés. Venneri cuenta una anécdota sobre el rechazo que provocaba entre el público: "Van Gogh iba antes a las exposiciones, dejaba sus pinturas, se alejaba y observaba si los asistentes miraban sus obras. Lamentablemente, en vida, nadie se paraba delante de sus pinturas, que ahora cotizan millones de euros". En la exposición hay varias obras firmadas como Vincent, ante lo que Venneri se pregunta "¿Quién quiere firmar como Vincent si es un perfecto desconocido? Por eso Van Gogh or not Van Gogh".

En uno de los rincones de la exposición aparece, como transportándonos en el tiempo, el rincón de un café francés. Cartelería, menaje... y absenta, una "bebida alucinógena que debía mezclarse con agua" que consumían los pintores de la época y los literatos como Rimbaub y Baudelaire y que quizás ayudó a que el holandés sufriera brotes psicóticos.

Última sala y último recuerdo de Van Gogh, el de su muerte y el de Rachel, la prostituta de la que Van Gogh se enamoró y cuyo rostro contempla la estancia. Rachel "hizo pelear a Gaugin y a Van Gogh, y por eso éste se corta la oreja con una navaja", objeto de la época que también se puede ver en la exposición. Ese bien pudo ser el preludio de una muerte que comenzó cuando el 27 de julio Van Gogh se dispara, aunque muere dos días más tarde de un 1890. Sobre las causas de la muerte, Venneri apunta a "las dificultades amorosas, el efecto de la absenta, la posible patología psiquiátrica..." En esta última sala se puede ver la paleta de colores, las cartas de Van Gogh a su hermano Theo (que moriría tres años después) y una pistola de la época similar a la que Van Gogh usó para acabar con su vida.

 

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