Creativa 2016 vuelve a la Sala de Exposiciones del Castillo con una muestra de fotografía y cerámica a cargo de los profesores Manolo Lara y Ramón Cortés respectivamente. En esta edición, la naturaleza ha sido el leit motiv, no en vano el título de la exposición fotográfica es ‘Nature and Beaty Portrait’ con escenarios como Las Salinas, astilleros abandonados o Tabarca, y la cerámica recoge obras como pétalos blancos al viento.
Creativa va afirmando su madurez cada año, pues, como afirma Ramón Cortés, profesor de cerámica, “una de mis motivaciones es que los alumnos salgan de hacer algo obvio a hacer algo más creativo”. Por su parte, la creatividad en la muestra fotográfica ha venido reforzada por la colaboración de diversas empresas como agencias de modelos profesionales de Valencia, Murcia y Alicante; con maquilladoras y peluqueras profesionales, como Isabel Coloma y María Teresa Martínez, respectivamente; y con empresas que se han volcado en las localizaciones. A este respecto, Lara incita a las empresas a colaborar, “ya que Creativa es un grandísimo escaparate y además conseguirán fotografías de altísima calidad”.
Este año, la sección de cerámica ha contado con la participación de 60 adultos y 20 niños. Se pueden encontrar obras de corte más abstracto o más realista, “según los gustos de cada autor, de sus influencias y de lo que los alumnos van viendo a lo largo del curso sobre creaciones de otros países”, sostiene Cortés. Por su parte, en la muestra fotográfica han participado los ocho alumnos del curso: María del Mar Antón, Estela Bonmatí, Beatriz Borrás, María Isabel Coloma, Susana Cuesta, María Teresa Martínez, Raquel Mora y Tomás Soler, “la mayoría de primer año”. Al contar con un grupo eminentemente femenino, “se ha incidido mucho en el detalle y se ha jugado mucho con el estilismo y el maquillaje”.
Al igual que los de fotografía, los talleres de cerámica registran un lleno hasta la bandera cada año. Preguntado Cortés sobre la causa, afirma que “en Levante, la cerámica tiene mucha tradición y la gente cuando entra en el taller y ve la cantidad de posibilidades expresivas, se engancha”. Hasta el punto de que los creadores “lo que quieren es llevarse las piezas a su casa”. Quizás por ello o porque la mayoría de los asistentes a los talleres lo hace por ocio, como punto de encuentro, para liberarse de la rutina, sin afán de conseguir un título o de convertirlo en una profesión, no se ha barajado la posibilidad de hacer girar esta exposición, “aunque podría ser una opción”, reconoce Cortés.
Lara destaca el aspecto organizativo, pues para conseguir grandes resultados con poco presupuesto “hay que hacer muchos malabares y hay una gran parte de logística”. Cada sesión fotográfica de las ocho en total “lleva muchas horas de trabajo, desde la planificación en clase de lo que queremos hacer hasta los cambios de vestuario o la iluminación específica para acercanos sobre el papel al resultado que buscamos”.
