Dos premios de conocido nivel internacional han sido concedidos al santapolero Philippe Uglietta en el escaso lapso de una semana. La pregunta, es cómo se consigue, a lo que responde que “trabajando mucho a nivel formativo, tratando de estar actualizado continuamente”. Formación, talleres, viajes para seguir aprendiendo de los mejores son una gran base pero, sobre todo, “atreverse a participar en concursos, a perder el miedo a presentar obras que sean calificadas por otros profesionales. Algo que, a nivel personal, durante mucho tiempo me ha frenado”.
Su trayectoria como profesional de la fotografía se remonta a quince años atrás, comenzando con los concursos hará la brecha de siete u ocho años. Pero no procedía de la foto artística, propiamente dicha, sino del reportaje social: “boda, bautizos y comuniones, lo que comúnmente se dice BBC. Pero los estudios siempre lo hemos hecho”
Captar la esencia
Dicen que el buen fotógrafo, a través de un retrato, es capaz de captar la esencia, el alma del que se pone delante del objetivo. “Además, trabajando con el mismo material”, apuntaba, “cada fotógrafo sacará una cosa distinta. Cada uno reflejará un carácter de la personalidad del retratado y éste, reaccionará de distinta manera, dependiendo del fotógrafo”.
La fotografía no se trata sólo de técnica, también es arte, dónde comienza y termina es la gran cuestión que siempre se plantea a los profesionales, a lo que contesta: “un poquito de todo. Lo importante es conocer los principios básicos de la técnica, de la iluminación. Saber lo que se está buscando, lo que se quiere conseguir. Finalmente, queda la empatía que se puedan tener con el modelo”. La postproducción, o el tan temido y criticado Photoshop, lo deja para “destacar algunos aspectos, de reforzar algunos puntos de la técnica”.
Acceder a una cámara réflex se ha democratizado exponencialmente, si se compara con hace unos años. Si tenemos en cuenta que ya no hay que añadir el gasto del carrete, más aún. Esa incursión masiva en el mundo de la fotografía por parte del aficionado tiene vertientes positivas y negativas. “Negativas porque, en parte, ha infravalorado el hecho de tomar fotografías por el supuesto acceso a la herramienta. Por otro lado, ha reforzado enormemente la condición de arte de la fotografía porque ahora es muy complicado conseguir una foto impactante, diferente, original”.
¿Regreso al estudio?
Con todo este maremágnum técnico podría decirse que, el profesional, volverá a la foto de estudio, al retrato, al intimismo, “quedando como un pequeño reducto. El amateur está buscando otra cosa, puede probar este camino, pero tenderá a captar las mismas imágenes que antes. Únicamente, tendrá un mejor y más económico acceso a la técnica”. Aseguran los grandes gurús que todo el mundo puede sacar una buena foto en India o Nueva York, donde colocando la cámara en cualquier esquina ya lo tienes todo.
Lo difícil es atrapar la esencia del vecino del quinto en un trabajo. Lo complejo es extraer la belleza de lo cotidiano, una afirmación que comparte Uglietta porque “cuando uno ve una foto de Nueva York se te cae la baba. O en India, por ejemplo. Fotografiar a su vecino pocas veces se le ocurrirá a alguien. Hace 50 años sí se hacían fotos de estudio, pero ahora la gente ha perdido la costumbre. Traerlos, hoy en día, a tu terreno, no es sencillo. Ahí es donde entra la empatía que comentaba al principio”.
