Desde el mes de febrero ha estado trabajando con denuedo la Asociación de Belenistas de Santa Pola para ofrecer, nuevamente, un resultado espectacular, con el Mercado Central como auténtico protagonista. Un trabajo de todo el año que, en septiembre, tal y como cita el presidente, Jorge Martín: “estuvo plagado de sesiones maratonianas para llegar como nos gustaba al mes de diciembre”.
Siempre ha tenido el belén municipal pequeños detalles alusivos a la villa marinera pero, en esta ocasión, el mercado de abastos aglutina la atención, dominando la escena. “En esta ocasión teníamos el hándicap de superar la edición anterior, con el Castillo. Este año, queríamos que ocupase todo el centro, dando un guiño así al pueblo de Santa Pola y todo lo que ha conllevado este proyecto”.
Haciendo memoria, recuerda que “el proyecto inicial no era para una plaza de abastos, sino para una iglesia. Finalmente, por motivos de construcción, se tuvo que dejar tal y como está la plaza”.
En total, rondan 130 las figuras que componen este original nacimiento, “la mayor parte de ellas compradas por el municipio, pues todos los años hemos ido haciendo compras a artesanos de toda España y, el resto, pintadas por nosotros”. Algunas de ellas, destacaba el presidente, “del antiguo belén de Santa Pola, montado por el Ayuntamiento”.
Además del famoso caganet, que hay que buscarlo, una de las escenas más destacas es la Anunciación, ubicada en un enclave principal y, sobre todo, la noria, “que es una innovación en la viveza, en el funcionamiento activo”.
Preguntado Martín sobre el porqué de haber dado tanta fuerza a la venta de alfombras en los soportales opuestos a la venta de pescados, señalaba que “cada sector estaba muy especializado, y nos han informado que, antiguamente, allí se instalaba una señora que vendía ropa. No es el detalle en sí, es la historia que guarda”.